domingo, 14 de mayo de 2023

El marqués de Casa López y su fábrica de chocolate

 

El marquesado de Casa López es un título nobiliario pontificio creado por el papa León XIII el 8 de mayo de 1896 a favor de Andrea de Andrés y Sánchez, casada con Matías López López, senador del Reino. Matías, como empresario, llega a producir un producto de calidad −chocolate− al que da su mismo nombre, y emplea unas técnicas de marketing revolucionarias para la época.

Sus chocolates, considerados unos de los mejores del mundo, llegaron a recibir más de 40 premios y medallas a nivel nacional e internacional. Matías reflejaba todos estos premios en los anuncios y envoltorios de sus productos como recurso publicitario.

El actual titular, Manuel de Cendra y Aparicio, arquitecto, ha obtenido la preceptiva autorización de S.M. el Rey para usar legalmente en España este título. «ORDEN JUS/2523/2002, de 18 de septiembre, por la que se autoriza a don Manuel de Cendra y Aparicio para usar en España el título pontificio de Marqués de Casa López». Boletín Oficial del Estado (246). Madrid. 14 de octubre de 2002. p. 36164.

"Los gordos y los flacos"
Cromolitografía de F.J. Ortego Vereda, ca. 1871

Cuando Matías López López (17 de mayo de 1825, Sarria, Lugo; 18 de junio de 1891, El Escorial) dejó su pueblo natal con 19 años en busca de un futuro mejor en Madrid, nunca pensó que se convertiría en uno de los empresarios más importantes del siglo XIX, no solo de España, sino de toda Europa, consiguiendo, incluso, que Alfonso XII le ofreciera un título, que rechazaría.

En Madrid, el destino hizo que encontrase empleo en el obrador de cacao de Francisco Arnáiz. En 1851 se independizó de este para abrir su propio establecimiento "Chololates y Dulces Matías López). Mientras era aprendiz había forjado un sueño: fabricar el mejor chocolate y crear una gran industria. Como él mismo relata en su libro El chocolate, su origen, fabricación y utilidad (1875), "para lograrlo tendría que prescindir de los obradores artesanales y crear una gran fábrica a vapor". Esta simple idea produjo una auténtica revolución social.

Fábrica de chocolate en El Escorial
 

A mediados del siglo XIX, la aparición de las primeras tabletas de chocolate en Inglaterra favoreció el desarrollo industrial de este producto alimenticio… un tren que Matías López no dejaría pasar.

Sus primeros años en Madrid fueron difíciles. De 1840 a 1849 trabajó de sol a sol, y dice la leyenda familiar que durmiendo bajo el mostrador del establecimiento de Arnáiz para ahorrar, y consagrando al estudio sus pocas horas de asueto. Analfabeto, fue a la escuela nocturna progresista, donde recibió enseñanzas de francés, dibujo y matemáticas. Una vez que abrió su propia chocolatería, en la calle de La Palma, primero en el nº 35 y después en el  nº 8, donde antes se había ubicado la Real Fábrica de cera, en un edificio diseño del arquitecto Joaquín María Vega Mauge y llegó a producir 5.000 kilos de chocolate al día… ¡el 80% del consumo total de chocolate en España! viajó a Francia y se embebió de los principios de Economía Política de John Stuart Mill. López amplía la venta al café, dulces, té, canela, tapioca, etc. 

Fue el año 1865 cuando López abrió una primera tienda elegante y lujosa en la Puerta del Sol, esquina con la calle de la Montera (el mismo local donde se encuentra un conocido establecimiento de paraguas, mantones y abanicos: Casa de Diego). Su magnífico alumbrado de gas y las alegorías de su decoración producían una vistosa perspectiva del más agradable efecto.

Palacio de la marquesa de Casa López

De este modo, monta una red en la que aglutina hasta 2.000 distribuidores y sucursales de norte a sur. Su carrera social fue ascendiendo en paralelo a la financiera: en 1872 fue elegido diputado a Cortes por Sarria con un número de votos aplastante. Repite el cargo en 1876 y, un año después, es nombrado senador. En 1883, el entonces rey Alfonso XII le concede el título de duque de Sarria, que López rechaza diciendo: "Majestad, prefiero ser el primer empresario que el último de los duques". Recibió la Medalla de Plata de Fomento de las Artes, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica y fue nombrado Caballero de la Legión de Honor de Francia.

Armas del marqués de Casa López
por Manuel Pardo de Vera

Póstumamente, el Papa León XIII le otorga, en virtud de los méritos realizados, y por su labor filantrópica, el título nobiliario de marqués de Casa López, que recaería en su mujer Andrea de Andrés y Sánchez. En la década de los 70, López era ya uno de los mayores contribuyentes del Estado. Poseía ocho casas, además de solares en Madrid, El Escorial y su Sarria natal. Liberal convencido, su lucha política fue acabar con los aranceles que pesaban sobre el chocolate y las materias primas que lo componían. Afirmaba que el éxito de su actividad era el trabajo duro e hizo de la siguiente frase, su máxima: "Siempre hay que estudiar porque nunca se sabe lo bastante".

Fue un genio del marketing. Utilizó técnicas revolucionarias para la época. Hacía que su esposa y empleados pidiesen en las tiendas de ultramarinos los chocolates Matías López y no tenían. Cuando llegaba él ofreciéndolos se los quitaban de las manos. Como la mayoría de la población era analfabeta, usó dibujos. «Los Gordos y los Flacos» fue el primer cartel publicitario de España en color.


Anuncio de 1880 y envoltorio de las tabletas


Tal fue el éxito de la marca que aquel establecimiento, en la calle de La Palma, se le queda pequeño. En 1874 compra la antigua refinería de azúcar Alianza Industrial en El Escorial, que por aquel entonces era poco más que una aldea de 136 habitantes. En 1930 crecería hasta los 1.300 ciudadanos. Gasta una fortuna en su remodelación e invierte dos millones de francos en la adquisición de una máquina de vapor que le permite cuadruplicar la producción. Además, trae a dos maestros chocolateros ingleses, Carlos Bavit y James Allford, para hacerse cargo de la parte técnica.

Matías López y López
A su alrededor crea una auténtica ciudad: una barriada de casas para los trabajadores que contaba con una cooperativa de alimentación (llamada la Cope), una escuela para sus hijos, médico propio, una capilla dedicada a San Matías y hasta un puesto de la Guardia Civil. Además, introdujo novedades laborales revolucionarias para la época, como el establecimiento de una jornada laboral de ocho horas y un sistema de pensiones. En sus mejores tiempos, llegó a emplear a 500 trabajadores, produjo 30.000 libras de chocolate, unos 13.600 kilos diarios, y alcanzó una facturación anual de ocho millones de pesetas.

Tras la muerte de su fundador en 1891, la dirección empresarial recae en manos de su hijo, Matías López Andrés. Con la segunda generación al frente, la compañía pasa por distintas vicisitudes, como el cambio de sociedad limitada a sociedad anónima. Terminó cerrando en 1962 a causa de la mala gestión. 

En 2014 su tataranieto recuperaba la marca y la ponía de nuevo en el mercado, como homenaje a aquel humilde gallego que, a fuerza de tesón y trabajo, llegó a construir en uno de los más importantes y revolucionarios imperios comerciales del siglo XIX. Así que hoy, el olor a chocolate ha vuelto a El Escorial de la mano de Manuel de Cendra Aparicio, actual V marqués de Casa López, (1943, Madrid), artífice del resurgimiento de la empresa familiar. 

Su web  https://www.chocolatesmatiaslopez.es/

 Vídeo sobre la fábrica de El Escorial  https://youtu.be/wUu_pk9u4xA

Fuente primaria: http://fueradeserie.expansion.com/2015/03/18/gastroteca/1426671497.html

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