Miembro de la Generación del 98, fue un personaje peculiar. Escritor, poeta y dramaturgo. Creador del “esperpento”, un teatro expresionista opuesto al realismo burgués imperante. Sus “Sonatas” son la mayor contribución de las letras españolas al Modernismo.
Ramón José Simón Valle Peña* nace en octubre de 1866 en Vilanova de Arousa, provincia de Pontevedra, fue segundo hijo de Ramón Valle-Inclán Bermúdez, heredero de una gran fortuna, que tenía reputación como poeta y afición por las investigaciones históricas. Tanto él, como su madre (Dolores de la Peña y Montenegro) tenían ciertos títulos nobiliarios, poseían casas solariegas y viejos fueros, pero ahora ejercían de hidalgos venidos a menos.
Tuvo una infancia holgada, económicamente hablando. Estudio el bachillerato en el instituto de Pontevedra, hasta 1885. Por empeño paterno comienza, en 1888, a estudiar Derecho en la Universidad de Santiago, con resultados mediocres. Esta experiencia le sirvió para contactar con el interesante mundo estudiantil, pasando más tiempos en los cafés y en las bibliotecas que en las aulas. En 1888 se matriculó en “Dibujo y adorno de figura” en la Escuela de Artes y Oficios. Ramón se hizo pronto uno de los estudiantes más populares de la Universidad.
En octubre de 1890 fallece su padre y él, con 24 años, decide dejar sus estudios de Derecho. No dispone de mucho dinero, pues la herencia ha sido poca, así que se va a Madrid, donde pasará dos años. Allí frecuenta los abundantes cafés de la Puerta del Sol, lugar de tertulia habitual, en las que participa de forma expresiva y donde se hará conocer por lo duro de sus opiniones y por su gracioso acento gallego.
En Madrid comenzará a colaborar en la prensa, publicando algunos artículos y cuentos en periódicos como El Globo o La Ilustración Ibérica. Pero no consigue un sustento económico estable, por lo que toma una decisión radical: se marcha a México, un 12 de marzo de 1892. Allí escribirá en prensa, y también trabajaría como traductor de textos italianos y franceses, idiomas que más o menos dominaba, pero como tampoco consigue ganarse la vida, decide marcharse de nuevo, yéndose en esta ocasión a Cuba, donde estará unas semanas, hasta que, en la primavera de 1893, regresa a España.
Su aspecto físico había cambiado: lleva una larga barba y melenas. Además, viste una peculiar indumentaria: una capa (al principio un poncho mexicano), chalina y sombrero. Por esta época es cuando conoce la obra del poeta italiano Gabriele D'Annunzio, que ejercerá una fuerte influencia sobre él. Permaneció en Pontevedra hasta 1896, donde publica su primer libro, una colección de relatos amorosos titulado “Femeninas” (1894). Además, ya firma como "Ramón de Valle-Inclán".
Y de nuevo se va a Madrid. Añoraba sus tertulias. Aquellos cafés (el Fornos, el Suizo, el Gijón) serán su autentica escuela. Ahora conocerá a otros grandes tertulianos, como Pío Baroja, Azorín, Jacinto Benavente… todos escritores como él. Se hará famoso por su virtuosa dialéctica y por su capacidad para monopolizar las conversaciones y por defender sus argumentos con ingenio y pasión.
En 1899, pierde un brazo por culpa de una herida casual durante una discusión tertuliana. Ese mismo año estrena “Cenizas: Drama en tres actos”, su primera obra teatral. Además publica en varias revistas literarias y en prensa.
A partir de 1902 publica las “Sonatas”: en 1902, Sonata de otoño, en 1903 Sonata de estío, en 1904 Sonata de primavera y, por último, en 1905 Sonata de invierno. En ellas aparece su personaje el Marqués de Bradomín, su particular alter ego.
En 1907, se casa con Josefina Blanco y Tejerina, con la que tendrá seis hijos. La situación económica había mejorado algo gracias al éxito de las Sonatas. Por esta época la Generación del 98 ya comienza a trabajar coordinada en diversas actividades creativas, cada uno de sus componentes se conocen e intercambian ideas en sus reuniones en los diferentes cafés madrileños de la época.
Su mujer, la actriz de teatro Josefina Blanco, viaja a Argentina para trabajar en 1910, y Ramón se va con ella, en calidad de director artístico. En la misma gira visitan también Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia. De regreso a España, seguirá estrenando obras de teatro. Por esta época se muda junto a su familia a su tierra, Galicia y, en 1915, escribe al rey Alfonso XIII solicitando la rehabilitación de los títulos de marquesado del Valle, vizcondado de Vieixin y señorío del Caramiñal, pero no lo consigue pues sus peticiones no son atendidas.
Ramón, con su esposa Josefina: en su brazos Concha, su hija mayor |
Durante la Primera Guerra Mundial, Valle-Inclán apoya al ejército aliado, visitando en varias ocasiones el frente bélico. Sigue creando; y el “Esperpento”, palabra que utiliza por primera vez para referirse a su obra en 1920, estará formado por “Luces de bohemia” y el volumen titulado “Martes de Carnaval”. El esperpento, más que un género literario, es una nueva forma de ver el mundo, ya que deforma y distorsiona la realidad para presentarnos la imagen real que se oculta tras ella.
En 1921 vuelve a México, invitado personalmente por el presidente de la República, Álvaro Obregón, con motivo de la celebración del centenario de la independencia de México. A su regreso, en 1922, se establece de nuevo en Madrid, donde se seguirá relacionando con el ambiente bohemio, con las tertulias y con el teatro experimental.
A finales de 1926 edita la que algunos consideran su obra maestra narrativa, la novela “Tirano Banderas”, inspirada en el régimen de Porfirio Díaz, donde es patente la huella de su todavía reciente viaje al México revolucionario. En 1927 inicia la publicación de un ambicioso proyecto narrativo, “El ruedo ibérico”, que, de forma semejante a los “Episodios Nacionales” de Galdós, pretende narrar la historia de España desde el reinado de su detestada Isabel II hasta la época contemporánea al autor.
Con el estallido de la República, en 1931, se muestra públicamente republicano, e incluso se presenta a diputado por La Coruña en las listas del Partido Radical de Alejandro Lerroux, aunque no sale elegido. En 1932, el gobierno de la República lo nombra Conservador General del Patrimonio Artístico Nacional y director del Museo de Aranjuez, pero dimite al poco tiempo. Ese mismo año se divorcia de su esposa.
En marzo de 1935 se retiró a Santiago de Compostela, donde Vive en la más absoluta pobreza y, el 5 de enero de 1936, tras negarse a recibir auxilio religioso, Valle-Inclán muere a consecuencia de un cáncer de vejiga.
* El Registro Civil se crea en España con una ley provisional en 1870 y se introduce en el código civil en 1899. Aun así, en el ámbito rural, las cuestiones relativas al nacimiento se registraban en los libros parroquiales. Desde el primero en llevar este apellido, Francisco del Valle-Inclán (1736–1804), podemos ver las variantes en el uso, tanto en él como en sus descendientes: "del Valle-Inclán", "del Valle", "Inclán del Valle"... Esto se debe a que los apellidos se empleaban con gran libertad, fundamentalmente por cuestiones de herencia. La forma "de Valle-Inclán" fue la que su padre y hermanos emplearon de manera sistemática.
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