Emilia Pardo Bazán, condesa de Pardo
Bazán, fue una noble y aristócrata novelista, periodista, ensayista, crítica
literaria, poeta, dramaturga, traductora, editora, catedrática y conferenciante
introductora del naturalismo en España.
Fue una precursora en sus ideas acerca de los derechos de las mujeres y el feminismo. Reivindicó la instrucción de las mujeres como algo fundamental y dedicó una parte importante de su actuación pública a defenderlo. Pertenecía a una familia aristocrática gallega y heredó de su padre el título de "Condesa de Pardo Bazán”.
Fue una precursora en sus ideas acerca de los derechos de las mujeres y el feminismo. Reivindicó la instrucción de las mujeres como algo fundamental y dedicó una parte importante de su actuación pública a defenderlo. Pertenecía a una familia aristocrática gallega y heredó de su padre el título de "Condesa de Pardo Bazán”.
Emilia Antonia Socorro Josefa Amalia Vicenta Eufemia Pardo Bazán y de la Rúa-Figueroa nació el 16 de septiembre de 1851 en A Coruña en el seno de una familia noble y pudiente, hija única de don José Pardo Bazán y Mosquera (conde pontificio de Pardo-Bazán, título que Alfonso XIII le concedió a ella en 1908), político liberal que le legó su gran afición por la lectura y los estudios y de doña Amalia María de la Rúa-Figueroa y Somoza, de quien heredó el carácter abierto e independiente. Poco después del nacimiento de Emilia la familia se mudó a una casa en un barrio aristocrático y tranquilo en la Calle de las Tabernas.
Joaquina Mosquera, la abuela de doña Emilia, casó en 1821 con Miguel
Pardo Bazán, de probada hidalguía, también liberal, miembro de la Sociedad
Patriótica coruñesa y diputado en Cortes por Pontevedra, donde tenía tierras y
hacienda, y que fallecería en 1839 dejándola viuda a los 34 años y con un hijo
de 12, José Pardo Bazán, heredero de
sus bienes y rentas, que su madre se encargaría de administrar.
Emilia, de niña |
A
los nueve años Emilia Pardo Bazán comenzó a demostrar interés en la escritura,
durante los inviernos asistía a un colegio francés protegido por la Real Casa,
donde fue introducida a la obra literaria de La Fontaine y Racine y ya de
adolescente publicó algunos versos en el Almanaque de Soto Freire.
Se casó en 1868 en el pazo de Meirás, a los diecisiete años, con Don José Quiroga y Pérez
Deza, también de familia hidalga, de 19 años de edad y estudiante de Derecho, y
se trasladaron a Santiago de Compostela, donde estudiaba el joven Pérez de
Deza, de cuyo matrimonio nacieron tres hijos. Cuando el padre de Emilia fue
nombrado Diputado de Cortes, en 1869 tras la revolución Gloriosa, toda la
familia se trasladó a Madrid, incluso el joven matrimonio. En Madrid tuvieron
contacto con la vida cultural de la capital. Tras la entrada de Amadeo de
Saboya y la guerra carlista, toda la familia se marchó a Francia. Viajaron por Europa donde Emilia aprendió
inglés y alemán y le permitió descubrir la literatura francesa que dejaría un
gran impacto en ella.
Con
sólo veinticinco años derrotó, en un certamen de ensayo, a Concepción Arenal,
con una obra sobre el Teatro del Padre Feijoo. Este mismo año dio a luz a su
primer hijo, a quien le dedicó su único libro de poemas. Escribió su primera
novela, Pascual López, el año en que nació su segundo hijo. Una dolencia hepática
en 1880 obligó a la escritora a pasar algún tiempo en el balneario de Vichy
(Francia). Durante este período descubrió el naturalismo de Zola, conoció
personalmente a Victor Hugo, y empezó a interesarse por esta nueva tendencia
literaria. En el periódico madrileño “La Época” publicó Un viaje de novios, que
era un relato novelesco de sus propias memorias del viaje a Vichy. Su última
hija, Carmen, nació en 1881.
Los
artículos publicados con anterioridad que fueron compilados en el libro La
cuestión palpitante, que tenían como fin tratar el movimiento del naturalismo
de forma directa pero profunda, tuvo un gran impacto social, y el escándalo
originado llevó a su marido a pedirle que cesara de escribir, lo que provoco la
ruptura deñ matrimonio en 1884. En 1886 conoció a Zola y en ese viaje a Francia
descubrió la moderna novela rusa. Esas lecturas la impulsaron a presentar en el
Ateneo de Madrid un trabajo sobre La revolución y la novela en Rusia, en 1887.
Continuó
escribiendo y revitalizando la vida cultural del país de manera terca e
incansable, a pesar de las dificultades. En
1890 murió su padre y aprovechó la herencia para crear una revista escrita por
ella sola, El Nuevo Teatro Crítico. Asistió al Congreso Pedagógico en donde
denunció la desigualdad educativa entre el hombre y la mujer. Propuso a
Concepción Arenal a la Academia Real de la Lengua, pero fue rechazada. La
Academia tampoco aceptaría a Gertrudis Gómez Avellaneda, ni a ella a pesar de
que actualmente se considera a Pardo Bazán el máximo exponente del realismo
junto con Clarín y Galdós. Con este último mantuvo la escritora una relación amorosa
conocida.
En 1906 llegó a ser la primera mujer en
presidir la Sección de literatura del Ateneo de Madrid y la primera en ocupar
una cátedra de literatura en la Universidad Central de Madrid, aunque solo asistió un estudiante a clase. Cuando
murió, el 12 de mayo de 1921, de una gripe que se complicó con su diabetes
crónica, había conseguido el título de Catedrática de Literaturas Neolatinas
(1916) de la Universidad Central, una experiencia que no le fue nada bien.
Considerada
una gloria de la literatura española, los diarios consideraron su muerte motivo
de "Duelo nacional". Fue sepultada en la Iglesia de la Concepción de
Madrid y cinco años después fue erigida en su honor una estatua en la calle
Princesa, muy cerca de su domicilio familiar. Emilia Pardo Bazán fue quizá la escritora española más grande de todos
los tiempos. Sus obras La literatura francesa moderna, Vol. IV, Cuentos de
la tierra y Cuadros religiosos se publicaron, póstumamente, entre 1923 y 1825. La
casa de Pardo Bazán en La Coruña hoy es la sede de la Real Academia Gallega y
la Casa Museo de la escritora.
Retratada en
su domicilio de la madrileña Calle de la Princesa, 27 sentada acariciando al gato,
en el año 1915 por el célebre fotógrafo Francisco Goñi.
en el año 1915 por el célebre fotógrafo Francisco Goñi.
Su obra más conocida es, quizá, “Los pazos de Ulloa”.
La historia iniciada en esta obra
continuaba en La madre naturaleza (1888), en la que el mundo rural adquiría una
dimensión mayor, al contar la autora el desplome moral y físico del personaje
principal, Gabriel Pardo, un señorito aristócrata venido a menos. Esta vez la
pareja de la novela, Manuela-Perucho, adolescentes e hijos de los primitivos
personajes de la novela anterior, llevaban una tormentosa relación vivida bajo
el amparo de la naturaleza terrible y su fuerza descomunal, muy por encima de
los personajes, que se hallan siempre a su merced. El prestigio obtenido con la
publicación de estas novelas, esenciales en el naturalismo español, le permitió
colaborar con una de las revistas más importantes e influyentes de ese tiempo:
La España Moderna, dirigida por su amigo Lázaro Galdiano
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