martes, 25 de mayo de 2021

José de Espronceda. Poeta del Romanticismo



Desde muy joven se sintió atraído por la literatura y por la actividad política, aficiones ambas que definirían su carrera futura. Temas como los de la patria, las protestas sociales y el amor fueron los temas dominantes de sus creaciones literarias. Asimismo, su ideario liberal estuvo muy presente e impregnó buena parte de sus obras.

Poeta romántico de ideología liberal, es uno de los más destacados nombres del romanticismo español, que proponía la exacerbación y la supremacía de los sentimientos, una alternativa contraria a movimientos de la época como la ilustración y el racionalismo.


José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda Delgado nació en el palacio del Marqués de Monsalud,.en Almendralejo (Badajoz), el 25 de marzo de 1808, en plena Guerra de la Independencia contra la invasión napoleónica, Hijo de una familia hidalga de fuerte raigambre militar. Sus padres fueron Camilo de Espronceda, sargento mayor de la Caballería de Borbón, que estaba  en campaña en Badajoz, y de su esposa M.ª del Carmen Delgado. Ambos procedían de familias de militares con rentas y siempre apoyaron económicamente a su hijo, especialmente durante su destierro.

En el año 1820 se trasladó a Madrid y se instruyó en el Colegio de San Mateo con el poeta Alberto Lista, de quien se convirtió en aventajado discípulo, integrándose en la “Academia Poética Del Mirto”.

En 1823, y a raíz de la ejecución del general liberal Rafael del Riego, llevado a cabo por orden del gobierno absolutista de Fernando VII, quien había sido repuesto en el trono por los Cien Mil Hijos de San Luis, fundó, junto a Patricio de la Escosura, una sociedad secreta en pro de la libertad cuyos jóvenes miembros se hacían llamar “los Numantinos”. Descubierta la sociedad, la represión política que siguió al trienio liberal motivó su encierro en un convento de Guadalajara, donde emprendió la redacción de Don Pelayo, poema épico de corte neoclásico (que quedó inconcluso) sobre el caudillo astur Don Pelayo, mítico iniciador de la Reconquista.

Tras recobrar la libertad, regresó a Madrid, pero los acontecimientos políticos del país lo impulsaron a marchar al extranjero. Partió hacia Gibraltar, y de allí pasó a Lisboa, de donde fue expulsado, por lo que hubo de refugiarse en Londres, por aquel entonces punto de reunión de los liberales españoles, en cuyas reuniones participó. En Londres conoció a Teresa Mancha, hija de otro refugiado político, con quien mantuvo una accidentada relación sentimental.

Informado de los acontecimientos revolucionarios que se producían en julio de 1830 en París, acudió a la capital francesa y, poco después, formó parte de la frustrada expedición liberal del coronel Joaquín de Pablo “Chapalangarra” que intentó entrar en España. Durante su ausencia de Londres, su antigua amante, Teresa, había contraído matrimonio con un rico comerciante, por lo que ambos decidieron fugarse juntos. Tras otra breve estancia en París, en 1833, aprovechando una amnistía,  regresaron a España, donde Espronceda ingresó en el cuerpo de la Guardia Real. Sus inquietudes políticas, sin embargo, le valieron un destierro en Cuéllar, en 1834, y posteriormente el traslado a Badajoz. También debió esconderse tras la llegada al poder del conde de Toreno, contra cuyo gobierno se rebeló.

José de Espronceda retratado en Los Poetas contemporáneos por Antonio María Esquivel (1846) - Museo del Prado, Madrid

Durante sus breves etapas en Madrid, José de Espronceda participó activamente en la vida literaria de la capital y, a pesar de sus frecuentes encarcelamientos y destierros, pudo escribir sus primeras obras. El contacto con la poesía romántica europea (Lord Byron, Walter Scott) influyó en él poderosamente y orientó su propia producción poética hacia un romanticismo exaltado, pletórico de ritmo, color y fantasía. En 1834 publicó Sancho Saldaña, una novela histórica, y por las mismas fechas escribió varias comedias y el drama histórico Blanca de Borbón, editado póstumamente.

El reconocimiento público, sin embargo, le llegó gracias a su producción lírica, publicada a partir de entonces en varios diarios y revistas. La aparición de su ambicioso poema titulado El estudiante de Salamanca en el periódico El Español (1836) supuso su primer gran éxito; revisitación del mito literario de don Juan, el héroe se tiñe en esta versión de caracteres románticos y se enfrenta a la sociedad y a Dios desde una postura de abierta rebeldía. El diablo mundo, el segundo de sus grandes poemas, constituye una visión épica y moral de la España de su tiempo, que trasciende a epopeya de la humanidad entera.

En paralelo, incrementó su actividad política, en especial tras la publicación del opúsculo El ministerio Mendizábal (1836), en el que incluía ideas de Saint-Simon. Por aquellas fechas, la relación con Teresa era ya insostenible y ésta le abandonó, lo que lo sumió en una fuerte depresión. Teresa, madre de su hija Blanca, tras una vida desordenada, fallece de tuberculosis en 1839, habiendo dejado una profunda huella en Espronceda, pero éste, al cabo de unos meses, conoce a Carmen de Osorio y le dedica el soneto inicial de sus Poesías.

En septiembre de 1840 la victoria liberal y la posterior regencia de Espartero, que le nombra secretario de la Legación de la Haya, le permitieron dar el salto a la primera fila de la política española y ser elegido diputado a Cortes por la provincia de Almería. A su muerte, cuando proyectaba casarse con Bernarda de Beruete, acontecida súbitamente el 25 de mayo de 1842 a causa de una difteria, era considerado el mejor poeta español del momento, amén de un político de prometedora trayectoria. Ello motivó que su entierro, en el que se dieron escenas de hondo dolor popular, fuera uno de los actos más multitudinarios de la época.

Además de títulos poéticos impregnados de vigor lírico como “Himno al Sol”, “A Jarifa en una orgía”, su popular “La canción del pirata”, “El mendigo”, “El verdugo”, “A la patria”, “Canto del cosaco”, “El estudiante de Salamanca” o “El diablo mundo” (libro en el cual aparece su poema “Canto a Teresa”, dedicado a su esposa), Espronceda escribió novelas históricas como “Sancho Saldaña” y obras de teatro como “Ni el tío ni el sobrino” o “Amor venga sus agravios”.


Notable periodista, co-fundador de el diario El siglo, su ocurrencia de publicar una página en blanco, ocupando el lugar de los artículos censurados, le atrajo la amistad y admiración de Larra, que elogio su ingenio en un famoso artículo.

Inevitablemente asociado a “La canción del pirata”, Espronceda convirtió el poema en el manifiesto del Romanticismo español: exaltación de la libertad, progresismo político, anticlericalismo, innovación formal. Frente al duque de Rivas y Martínez de la Rosa, Espronceda pertenece a una segunda generación que invita a tomar las armas contra el carlismo, canta elegías al general Torrijos y evoca el Dos de Mayo.



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