lunes, 3 de mayo de 2021

¿Plagió Goya el cuadro de los fusilamientos?

Los fusilamientos del tres de mayo o Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío, el conocido cuadro de Francisco de Goya, pintado en 1814, refleja a la perfección el terror y el dramatismo que invadía a los españoles en aquel momento. 

Sin embargo, José Luis Sampedro, presidente de la Sociedad Filantrópica de Milicianos, advierte que hay que “desmontar un poco la leyenda”.

Francisco de Goya y Lucientes nació, el 30 de marzo de 1746, en Fuendetodos, un pequeño pueblo de Zaragoza. Sus padres formaban parte de la clase media baja de la época: José de Goya, de antepasados vascos (Ceraín/Guipuacoa), era un modesto dorador de retablos que poseía un taller en propiedad y poco más; de hecho "no hizo testamento porque no tenía de qué" según consta en su óbito parroquial; su abuelo, Pedro, fue notario real. Su madre, Gracia Lucientes pertenecía a una familia de infanzones (hidalgos rurales) venida a menos. La rama de la que descendía Goya procedía de la villa de Uncastillo (Zaragoza), donde ya moraban en la Edad Media. Miguel Lucientes y Navarro, padre de Gracia, madre del pintor, ocupó por un tiempo el cargo de alcalde del lugar y vivió algunos periodos en Zaragoza.

Cuando acabó la Guerra de Independencia, Goya, que durante la estancia de los franceses en España había sido afrancesado y pintor de cámara de José I Bonaparte, escribió al consejo de regencia y le hizo un ofrecimiento: pintar una serie de alegorías del valor y del heroísmo del pueblo de Madrid frente a los franceses.

El cardenal Luis María de Borbón, regente de la época, fue el encargado de preparar la vuelta de Fernando VII y como era habitual, toda una serie de celebraciones fueron organizadas por el regente (Monedas, arquitecturas efímeras, procesiones, etc.), con la intención de reconocer al monarca. Previsto que llegara el monarca a Madrid y jurase la Constitución de 1812, sin embargo, sus intenciones eran otras, por lo que se dirigió a Valencia con un grupo de sus partidarios, donde publicó un Real Decreto que castigaba a quien reconociese la Constitución de 1812. Un signo de la vuelta a los principios del Antiguo Régimen.

Sin embargo, debido a que le dieron muy poco tiempo de plazo, lo que el pintor hizo fue “copiar literalmente un grabado preexistente”, explica José Luis. Este grabado al que hace referencia es el de Los cinco religiosos fusilados en Murviedro, obra de Miguel Gamborino, que muestra un episodio de la Guerra de Independencia en Sagunto.

 

'Los cinco religiosos fusilados en Murviedro', de Miguel Gamborino

Los cinco religiosos fusilados en Murviedro es una estampa grabada al aguafuerte y buril por Miguel Gamborino en 1813, durante la Guerra de la Independencia Española y como ilustración de un episodio de ella ocurrido en la actual Sagunto. Goya podría haberse servido de él para componer sus Fusilamientos del 3 de mayo de 1808 en Madrid, la más célebre pintura de este género en la historia del arte, con la que guarda estrechas semejanzas en la disposición general y en la actitud de las víctimas centrales, con los brazos abiertos en la postura de Cristo en la cruz.


“Lo que hace Goya es vestir a todos estos eclesiásticos de paisanos, excepto a uno de ellos, que mantiene como fraile”. Y es que, efectivamente, entre las víctimas estaba documentada la presencia del padre Francisco Gallego. “La composición del cuadro está completamente plagiada”, defiende José Luis. A pesar de ello, alega que “el efecto del claroscuro, del dramatismo, la expresividad de los rostros… El talento de Goya lo resuelve perfectamente en muy pocos trazos”.

Fuente principal: Telemadrid

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