martes, 14 de enero de 2020

Blanca y Clotilde Catalán de Ocón y Gayolá. Botánica y poetisa&entomóloga “turolenses”


Blanca y Clotilde, hijas de una pareja infanzona, formada por Manuel Catalán de Ocón (1822-1899) y Loreto de Gayolá (1839-1887). Consideradas la primera botánica española y una competente entomóloga, respectivamente.

Armas simplificadas de los Catalán de Ocón

El linaje Catalán de Ocón es uno de los más Antiguos de Aragón. José Catalán de Ocón, escudero de Alfonso I el Batallador recibió de manos de este rey de Aragón en 1138 el título de Señor de Villacadima. En el siglo XIII Pedro Jerónimo Catalán de Ocón compra la dehesa y montes de Valdecabriel y el monarca Jaime I le otorga su señoría. El asentamiento de esta influyente familia en tierras turolense implica feudos en Ródenas, Valdecabriel, Torrijo del Campo, Villacadima y Monreal del Campo, además de poseer casas en Teruel y Albarracín. Todavía en el siglo XVIII extendieron sus raíces a la ciudad de Calatayud. En Monreal del Campo mantuvieron su casona hasta principios del siglo XX, conocida como “Casa Pilón”, frente a la Iglesia Parroquial, casa solariega demolida en la década de 1970.

El  padre de las hermanas Blanca y Clotilde, Manuel Catalán de Ocón y Corral, infanzón, nació en Monreal del Campo (población fundada por voluntad de Alfonso I alrededor de 1120) en 1822 y se casó, en 1850, en primeras nupcias con Maria del Carmen Más Salvador (su hijo Pedro, nacido en 1852, fue Maestrante de Zaragoza) y, en 1857, en segundas, con Loreto de Gayolá y Casanovas, y de esta última relación nacieron Blanca y Clotilde Catalán de Ocón y Gayolá. Manuel, aristócrata y con una buena preparación intelectual, no estaba reñido en absoluto con una clara visión de los problemas de su clase en el marco de la sociedad de su época. La crisis agraria fue un tema habitual en la España de la Restauración, y origen de escritos de queja y de reivindicación de Manuel Catalán de Ocón, que exigió el ferrocarril o la disminución de impuestos. Era consciente de los graves problemas que atenazaban a la provincia de Teruel, un avance del "Teruel existe" de hoy en día.

La que sería su esposa, Loreto de Gayolá, contrajo matrimonio a los 18 años. Educada en Suiza, deseó vivir el mayor tiempo posible en el campo, por lo que su esposo reconstruyó la casa de “La Campana” en Valdecabriel (entre El Vallecillo y Frías de Albarracín), donde pasarían largas temporadas. La soledad del valle dio lugar a una estrecha convivencia con la naturaleza y reposadas lecturas de una escogida biblioteca. El amor por la naturaleza y la poesía fue inculcado por la madre, y el Valle fue el escenario privilegiado de las andanzas de las niñas Blanca y Clotilde. La madre tenía conocimientos botánicos y sabía herborizar: así lo transmitió a sus hijas. Asimismo, la prematura muerte de Loreto (Blanca tenía 26 años y Clotilde 24) influyó en las composiciones poéticas de Clotilde que “siente frío en el pecho y echa de menos las caricias y los dulces besos de su madre ausente”.

Blanca Catalán de Ocón y Gayolá. Considera la primera botánica española


Está considerada como la primera mujer publicista de la Historia de la Botánica Española. Aunque nació en Calatayud el 22 de agosto de 1860, a todos los efectos se consideró siempre originaria de Monreal del Campo. Al igual que su hermana Clotilde, amó especialmente su valle (Valdecabriel en la-serranía de Albarracín) y su naturaleza, interesándose especialmente por la flora. Esta afición fue cultivada, al igual que su hermana, con la observación directa, el auxilio de alguna literatura científica y el apoyo de naturalistas como Bernardo Zapater, canónigo de Albarracín. A través de éste se comunica Blanca con el gran botánico sajón Mauricio Willkomm, que preparaba su gran Prodromun Florae Hispanicae. Blanca formó un pequeño herbario representando la flora del valle, con plantas que resultaron ser nuevas especies.

El propio Zapater dejó bien sentado el valor de los trabajos de la botánica en el periódico científico turolense La Provincia. El célebre botánico D. Mauricio Willkomm inscribió el nombre de Blanca Catalán de Ocón al lado de los principales colectores de plantas en su Prodromus de la Flora Española, y representa en una lámina la Saxifraga Blanca (Saxifraga granulata), especie nueva descubierta por la botánica.

Fue reconocida también por el botánico aragonés, Francisco Loscos Bernal, lo que convirtió a Blanca en la primera botánica española que inscribió su nombre en la nomenclatura científica universal.

El 15 de octubre de 1888 se casó con el juez de Cartagena Enrique Ruiz del Castillo. Atrás dejó definitivamente Blancas sus años en Calatayud, Monreal del Campo o Valdecabriel. Fallecería en Vitoria el 17 de marzo de 1904.

Clotilde Catalán de Ocón y de Gayolá. Poetisa y entomóloga aficionada

Al igual que su hermana, nació en Calatayud, el 1 de marzo de.1863, y pasó gran parte de su niñez y juventud en Monreal del Campo, con largas estancias en la casa que sus padres poseían en Valdecabriel, masía solitaria situada en la sierra de Albarracín. En ese lugar apartado desarrolló, como su hermana Blanca, su afición a la contemplación y el estudio de la naturaleza, imbuidos por su madre y propiciados por el ambiente culto de su hogar. Desde niña se interesó por los Lepidópteros, que en esa sierra presentaban curiosos endemismos. Parte de sus citas fueron publicadas por Bernardo Zapater en Miscelánea Turolense y sirvieron a este naturalista para la realización de su Catálogo, publicado en 1884 con el entomólogo bávaro Maximilian Korb. Esta actividad juvenil, excepcional en una mujer de su tiempo, junto a sus dotes literarias, la hicieron merecer la atención de naturalistas y de poetas. Falleció, soltera, en Barcelona, el 12 de mayo de1946.


Su producción poética, iniciada desde su niñez, se extendió hasta el primer tercio del siglo XX. Abundan en su obra las composiciones bucólicas sobre “su valle”, descritas con sensibilidad y un conocimiento directo, como muestra en A mi valle, El sueño del Cabriel, La sierra de Albarracín, etc.; posteriormente dominarán sus elegías y cantares dolientes, llenos de nostalgia, como Súplica, Tristeza, Cantares, Del Pasado, Ayer y Hoy o Adiós a Valdecabriel. Muchas de sus poesías, firmadas con el seudónimo La Hija del Cabriel, fueron publicadas en Miscelánea Turolense y otros periódicos de la región, a veces en forma de duelo literario con otros poetas locales. Desde su última residencia, en Barcelona, seguía enviando a la prensa sus poemas; de esa época son: Barcelona y A Su Majestad la Reina de España.


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