viernes, 24 de julio de 2020

Luis de Zúñiga y Requeséns. Embajador en Roma, capitán general de Milán, gobernador de los Países Bajos con Felipe II. Tutor de don Juan de Austria



Educado junto a Felipe II, fue el hombre de confianza del Rey que tuteló a don Juan de Austria en la batalla de Lepanto. 

Sustituyó al duque de Alba, como gobernador los Países Bajos, con el encargo de sustituir la postura intransigente adoptada por su predecesor en la represión de la insurrección protestante por una política de conciliación más acorde con las posibilidades reales de la Monarquía. Requeséns decretó una amnistía y abolió el Tribunal de la Sangre, pero no consiguió reunir los Estados Generales ni hacer desistir de su rebeldía a Guillermo de Orange.

Luís de Requeséns (Lepanto y Flandes)
El emperador Carlos V y Felipe II

Luis de Requeséns y Zúñiga, después de cambiar los apellidos*; nació en la casa de sus padres, el antiguo Palacio Real Menor de los Reyes de Aragón, llamado el Palacio de la Reina o El Palau, en la ciudad de Barcelona, en agosto de 1528. Era hijo de don Juan de Zúñiga-Avellaneda y Velasco, noble castellano pero de origen navarro, ayo del príncipe Felipe (el futuro Felipe II) y de doña Estefanía de Requesens; en consecuencia, Luis se introdujo en la corte de Carlos I como paje y amigo del futuro rey. Casado con Jerónima Esterlich y Gralla, hija don Francisco Gralla y Desplá y doña Guiomar de Estalrich, que por no tener hijo varón sus padres, había de heredar toda su herencia, que era mucha. De este matrimonio tuvo dos hijas y un hijo, que siguió sus pasos.

*En las capitulaciones matrimoniales de sus padres se especificaba que debía utilizar en primer lugar el apellido materno de doña Estefanía de Requesens, hija del conde de Palamós, señora de la villa de Molins de Rey, de la Villa y baronía de Martorell y de los lugares de San Esteban de Sasroviras, Castellbisbal y Castellví de Rosanes, en lugar del apellido de su padre, Juan de Zúñiga (1488-1546), segundo hijo del Conde de Miranda y de Catalina de Velasco y Mendoza, para respetar y perpetuar el apellido materno, que estaba emparentado con la noble Casa de Cardona.  

Escudo de Juan Zúñiga-Avellaneda (Valladolid)
El Emperador Carlos V le concedió la Encomienda Mayor de Castilla, ostentada por su padre hasta su muerte en 1546, y fue nombrado caballero de la Orden de Santiago, sucediendo a su padre, antes de cumplir los 20 años. A petición de Carlos V, esta orden militar armó, en 1522, cuatro galeras para combatir a los turcos en el Mediterráneo, con Requeséns como su capitán general.

Acompañó al Príncipe Felipe en su casamiento (1543) con Doña María de Portugal; y habiendo muerto ésta de sobreparto, el 12 de julio de 1545, asistió a Don Felipe en su retiro en el Monasterio del Abrojos. Fue consejero privado de Felipe II para asuntos relacionados con el territorio catalano-aragonés. En 1563 se ganó la confianza del monarca, que lo envió como embajador a Roma, donde logró contrarrestar la influencia francesa sobre la Santa Sede, haciendo elegir al dominico Antonio Michele Ghiselieri como Papa, con el nombre de Pío V, en 1566, que sería el impulsor de la Santa Liga contra el Turco.

Grabado. Roma en el siglo XVI
Unos años más tarde ocupó el cargo de teniente general en el ejército de don Juan de Austria, participando en las luchas contra los piratas berberiscos (1568) para impedir los saqueos que los hermanos Barbarroja realizaban hasta entonces impunemente a las costas del Levante español e islas de Baleares, y contra la sublevación de los moriscos del reino de Granada (1569-70), utilizando parte de los Tercios de Italia; en octubre de 1571 le acompañó en la batalla de Lepanto, encargado por Felipe II de vigilar a su joven hermanastro, que estaba al mando de la escuadra (por la influencia de Requesens quedaron en Barcelona el Santo Cristo de Lepanto, venerado durante siglos en la catedral, y los estandartes que fueron depositados en la capilla del palacio de su familia.). A su regreso victorioso fue nombrado gobernador general de Milán, donde tuvo unos duros enfrentamientos con el cardenal Carlos Borromeo, que le costaron una excomunión temporal.

Para muchos historiadores, Luis de Requesens estuvo detrás de las decisiones estratégicas que marcaron el éxito del bando cristiano en la batalla de Lepanto. Entre ellas, la orden de repartir a la infantería hispánica entre los barcos venecianos que iban vacíos de soldados armados o de conceder el protagonismo a los arcabuceros, los cuales se mostraron determinantes durante la contienda. Según las instrucciones del Rey, el noble catalán debía ejercer de segundo jefe de la Armada y como tutor de Juan de Austria «por su prudencia, buen juicio, virtudes diplomáticas, experiencia marinera en este mar y una respetada condición nobiliar». Además, era una de las tres personas, junto a don Álvaro de Bazán y don Juan Andrea Doria, que tenían que prestar su consentimiento a la posible decisión de presentar el combate.

Luís de Requesens
Fue gobernador de los Países Bajos entre 1573 y 1576, en sustitución del duque de Alba, durante la revuelta holandesa conocida como la Guerra de los Ocho Años. Llegó a Bruselas en noviembre de 1573 con la intención de iniciar una política de conciliación con los insurrectos holandeses. Sus primeras medidas consistieron en una amnistía general y en la abolición de los impuestos sobre las ventas.

También intentó convocar los Estados Generales para negociar con los rebeldes. Pero Felipe II se negó a cambiar lo esencial de la política española en los Países Bajos, por lo que las negociaciones fracasaron; tampoco los holandeses tenían intención de llegar a un acuerdo, pues lo que perseguían no era otra cosa que la independencia. A Requesens no le quedó entonces más remedio que recurrir al ejército, como había hecho su antecesor, pero fracasó en los sitios de Leiden y Middelburg y vio cómo los tercios se amotinaban por no recibir su paga al estar quebrada la Hacienda  Castellana, y arrasaban Amberes (1576).

En 1574 los tercios españoles se enfrentaron a los insurrectos en la batalla de Mook, en el valle del Mosa, bajo el mando directo del abulense Sancho Dávila en la que los holandeses sufrieron una cruenta derrota. Fue aniquilada la mayor parte de su ejército: más de 5.000 soldados de infantería y unos 1.500 de caballería perecieron en el campo de batalla o ahogados en las aguas del Mosa. Los españoles lograron tomar un total de treinta y siete banderas. Entre los muertos que no pudieron ser reconocidos se contaban Luis de Nassau y su hermano Enrique (a su vez hermanos de Guillermo de Orange), así como el conde Cristóbal del Palatinado, que acudió en ayuda de los rebeldes. Por parte española las bajas fueron mínimas: al parecer sólo murieron unas pocas decenas de hombres y poco más de un centenar resultó herido.

Batalla de Mook (1574)
La Pacificación de Gante firmada entre católicos y calvinistas anunciaba una posible solución; pero la repentina muerte de Requeséns en Bruselas, en marzo de 1576, le impidió culminar la empresa, sustituyéndole como gobernador casi dos años más tarde el hermanastro de Felipe II, Juan de Austria. Su cuerpo fue trasladado a su ciudad natal, siendo enterrado en el panteón familiar de la capilla anexa al Palau.

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