Militar, escritor prolífico, cronista y
colonizador. Capitán de los ejércitos del emperador Carlos V, alcaide de la
Fortaleza de Santo Domingo y La Española. Asistió a sucesos y conoció figuras
que transformarían la historia de España. En 1497 marchó a Italia, donde
desempeñó diversos oficios, a través de los cuales conoció a artistas como
Leonardo y Miguel Ángel.
Nombrado por el emperador Carlos V primer cronista de las Indias recién descubiertas. Escribió una de las Historias de Indias más importantes, y sus perspectivas de historiador fueron frecuentemente opuestas a las de fray Bartolomé de las Casas.
La obra de de las Casas no es más que una breve denuncia mientras que la de Oviedo supone un enorme compendio de historia natural americana. Se comprueba que la repercusión de la obra de de las Casas ha sido magnificada por los oponentes a la corona española (como parte de la Leyenda Negra), mientras que la de Oviedo es ignorada en cualquier libro educativo, incluso en España.
Nombrado por el emperador Carlos V primer cronista de las Indias recién descubiertas. Escribió una de las Historias de Indias más importantes, y sus perspectivas de historiador fueron frecuentemente opuestas a las de fray Bartolomé de las Casas.
La obra de de las Casas no es más que una breve denuncia mientras que la de Oviedo supone un enorme compendio de historia natural americana. Se comprueba que la repercusión de la obra de de las Casas ha sido magnificada por los oponentes a la corona española (como parte de la Leyenda Negra), mientras que la de Oviedo es ignorada en cualquier libro educativo, incluso en España.
La
biografía de Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés se encuentra dispersa en su
obra Quincuagenas y sus Batallas y
Quincuagenas, así como en su Historia
de las Indias. Era hijo de Miguel de Sobrepeña y de Juana de Oviedo y nació
en Madrid en agosto de 1478, aunque era de origen asturiano. “Sus progenitores eran naturales del Principado de Asturias de
Oviedo, procreados en un pequeño pueblo que se dice Borondés, de la feligresía
de San Miguel de Báscones y Concejo de Grado, notables hijosdalgos y de nobles solares"
Educado
en la casa de un discípulo apasionado por las humanidades de Pietro Martine
d'Anghiera, Alonso de Aragón, segundo
duque de Villahermosa, estuvo hasta
los trece años a su servicio. Fue luego mozo
de cámara del hijo de los Reyes Católicos don Juan, para quien escribió El libro de la Cámara real del Príncipe don
Juan. Presenció la rendición de Granada en 1492 y el regreso de Cristóbal
Colón, en Barcelona, tras su primer viaje, y conoció a los hijos del
descubridor, que eran pajes del príncipe. Muerto el príncipe don Juan (1497),
Gonzalo marchó a Italia, en donde conoció a Gonzalo Fernández de Córdoba, el
Gran Capitán, que acababa de conquistar Tarento y había hecho prisionero al
Duque de Calabria. En Roma, sirvió al cardenal Juan de Borja y luego, en
Nápoles, al rey Fadrique y a la reina Juana, viuda de Fernando II de aquel
reino.
En
1498 estuvo en Milán al servicio de Ludovico Sforza “el Moro”, y conoció a Leonardo da Vinci. En la Mantua del
pintor Andrea Mantegna entró a servir a Juan de Borja y Castro o Borgia, a
quien acompañó por diversas ciudades de Italia.
Volvió
a España, en 1502, con el Duque de Calabria y, en 1506, se casó con Margarita
de Vergara, que murió pronto, y fue nombrado notario público y secretario del
Consejo de la Santa Inquisición; en 1506 se casó nuevamente, en esta ocasión
con Catalina Rivafecha, y trabajó hasta 1511 como notario público de Madrid.
En
1512 ejerció de secretario del Gran Capitán por poco tiempo, ya que en 1513 parte a las Indias, en la
expedición de Pedrarias Dávila al Darién, gobernador de Castilla del Oro como
"veedor de la fundición del oro" y escribano real. Al regreso de
América marchó a Flandes y posteriormente se dirigió al reino de Nápoles. En
1520, nombrado gobernador del Darién, marchó de nuevo a América; en 1523
regresó a España con Diego Colón. Fernández de Oviedo estuvo además en Santo
Domingo en 1532 y 1536. Nombrado en 1549 regidor perpetuo tras haber sido
alcalde, permaneció allí hasta el mes de junio de 1556, y por su sentido de la
justicia fue apreciado por los indígenas.
De
nuevo en España, hizo imprimir el vigésimo libro de su Historia, primero de la
segunda parte, y no mucho después murió en Valladolid,* en 1557, , que tenía
intención de completar ulteriormente con una cuarta parte enriquecida con la
documentación de hechos a los cuales atribuía valor de experiencia directa y
personal. Esta magna obra se editó completa entre
1851 y 1855 en cuatro volúmenes al cuidado de José Amador de los Ríos y
encargados por la Academia de la Historia.
Fue
el primer historiador que de forma sistemática informó y publicó libros no solo
sobre los hechos de los españoles en América, desde el primer viaje de Colón en
1492, hasta la sublevación de los Pizarro en Perú, en 1549, sino también el
primero que comenzó la descripción física, botánica, zoológica y etnográfica
del continente.
Su pertenencia a la Casa Real o su
condición de hidalgo le valieron a la hora de presentar su obra como investida
de una autoridad superior a la de otras personas que también escribían sobre el
Nuevo Mundo.
Su obra más famosa fue Historia general
y natural de las Indias, Islas y Tierra-firme del mar Océano, en la que describe el descubrimiento y la
colonización de las Indias americanas desde la óptica de un minucioso observador
de la naturaleza y las costumbres del Nuevo Mundo. En sus memorandos se reveló
como un firme defensor de los conquistadores y un encarnizado enemigo de los
indígenas. También fue autor, entre otras, de la novela de caballerías Don
Claribalte (1519), y de las Quincuagenas de la nobleza de España (1555), que
constituyeron un fiel informe sobre la nobleza.
Permaneció veintidós años en la América
recién descubierta, diez veces atravesó el mar. Tras ocupar diversos cargos fue
nombrado Cronista de Indias en 1532, lo que le permitió acumular una gran
información de primera mano. Es conocida su polémica con Las Casas, que le
acusará de “infamador, temerario, falso, embaydor, inhumano, hipócrita, ladrón,
malvado, blasfemo y mentiroso”.
Fernández de Oviedo: selección de obras
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