martes, 15 de junio de 2021

Maestro Huidobro (1999). Memorias de un escribidor

 

Maestro Huidobro contiene múltiples apuntes acerca de la educación ideal, de la libertad y de la búsqueda incansable de un paraíso personal. Cuenta sus andanzas, sus verdades y sus ficciones. 


En Maestro Huidobro, (Anthropos, 1999) tres antiguos discípulos evocaban la figura de su viejo maestro rural. Jalonando diversas escenas de la vida de Isidro Huidobro -llamado Idro- desde su niñez, contemplábamos antes nosotros su aprendizaje en la escuela con don Austreberto; las enfermedades y travesuras de su infancia; sus inicios como estudiante, la huida del colegio, al que seguiría el paso por otros y, finalmente , sus estudios de Farmacia. 

La novela de Jiménez Lozano está impregnada de recuerdos librescos bien asimilados que el lector atento notará. Pero nada de esto debe oscurecer el hecho irrefutable y mucho más decisivo de que, a pesar de su brevedad, Maestro Huidobro encierra sugerentemente la historia de una colectividad -no en vano las noticias de los primeros Huidobro se remontan a la Edad Media-, esboza unos comportamientos y unas formas de vida pacíficas y tolerantes -atropelladas alguna vez por la vesania de unos cuantos- y contiene múltiples apuntes acerca de la educación ideal, de la libertad y de la búsqueda incansable de un paraíso personal que sólo parece existir plenamente en la imaginación pero que, en cualquier caso, no es posible lejos de las raíces íntimas del ser humano. 

 126 pp | ISBN: 9788476585756​

Además de otras virtudes, Maestro Huidobro posee una que sí conviene subrayar: se trata de una obra escrita en un jugoso castellano, lleno de voces rotundas y sonoras. Sorprende un solo y reiterado desfallecimiento, relativo a una moción genérica: “Llegó el hambre, y con él aquellas filas interminables de pobres [...] Había hambres y hambres, y no había ningún hambre igual a otro” (pág. 78). Vale la pena sumergirse en el hechizo de esta historia melancólica y teñida de noble poesía.

 José Jiménez Lozano  Fue colaborador en El Norte de Castilla de Valladolid desde 1958, redactor de 1962 a 1978, subdirector de 1978 a 1979 y director desde 1992 hasta su jubilación en 1995. Allí, conocería a Miguel Delibes, quien probablemente le hablaría de la familia Huidobro natural de Sedano (Burgos), razón de haber elegido a un personaje de este apellido para protagonista de su novela. 

En el Libro de las Behetrias de Castilla (1350-1366), mandado hacer por Pedro I de Castilla y que se custodia en la Real Chancillería de Valladolid, aparece sobre Huydobro (pág. 186): Este lugar es solariego de Alfonso Fernandez hijo de Juan Alfonso de Huydobro. Derechos del rey. Pagan al rey servicios y monedas y no pagan martiniega [tributo que se daba en el día de San Martín] ni fonsadera [tributo para atender la guerra]. Derechos del señor. Dan cada uno cada año por infurción a su señor fanega [porción de granos] y media de pan, la fanega de cebada y a media de trigo.
 
Becerro de las Merindades de Castilla es el título original del manuscrito al que el editor Fabián Hernández reemplazó por Becerro de las Behetrías

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