Caballero de la Orden de Santiago y Contino de S. M.,
Capitán de Caballería bajo el mando de Hugo de Moncada. Según algunas versiones, fue el que prendió al rey de
Francia en la batalla de Pavía, lo que supuso una de las capturas más
sobresalientes de toda la historia de España. Otras señalan a Alonso Pita da Veyga, como el verdadero autor de tal apresamiento... o a Diego de Ávila o a Juan de Aldama.
Juan
de Urbieta Berastegui y Lezo, militar guipuzcoano natural de Hernani casó con Doña
Marta de Alcayata y murió en dicha villa el 23 de agosto de 1553. Urbieta había
nacido en tiempos de los Reyes Católicos y, después de servir como criado en la
Casa de los Artola, durante su estancia en San Sebastián consideró que la mejor
forma de defender a su país era comenzar con la carrera militar.
Juan de Urbieta |
El
destino de Juan de Urbieta parecía estar ya marcado por el contexto en el que
nació. Su llegada a este mundo se produjo cuando los Reyes Católicos acababan
de dar las primeras Ordenanzas Municipales con las que, a partir de entonces,
debía regirse su Villa natal, pero la entrada del ejército francés en Guipúzcoa
para apoyar a Navarra contra las tropas de Fernando el Católico provocó
enfrentamientos que, en el caso de Hernani, supusieron un incendio que destruyó
el lugar echando por tierra todos los planes previstos para su desarrollo
económico, social y político.
Así, tras
su estancia como criado a la Casa de los Artola, y durante su
estancia en San Sebastián tomó la decisión de tomar la carrera de las armas
llegando a Italia como arcabucero, según versión de Juan de Oznayo, paje que
era del Marqués del Vasto y uno de los testigos de la batalla: Francisco I «iba
casi solo cuando un arcabucero le mató el caballo, y yendo a caer con él, llegó
un hombre de armas de la Compañía de don Diego de Mendoza, llamado Joanes de
Urbieta, natural de la provincia de Guipúzcoa, y poniéndole el estoque a un
costado por la escotadura del arnés, le dijo que se rindiese».
Captura del rey Francisco I en la batalla de Pavía |
Urbieta
adquirió celebridad por haber hecho prisionero a Francisco I, Rey de Francia,
en la batalla que se libró entre españoles y franceses en los campos de Pavía (Italia) el 24 de febrero de 1525. Esta hazaña, se halla plenamente demostrada.
Entre otras pruebas se podría aducir la carta que el citado Rey le escribió a
Urbieta con fecha 4 de marzo del año siguiente, demostrando su gratitud por lo
bien que le había defendido, ayudándole con todo su poder a salvar la vida.
Francisco I, rey de Francia |
La
captura fue y sigue siendo disputada por algunos historiadores al incluir en la
misma a otros protagonistas. Aunque la Historia acepta a Juan de Urbieta como
la persona que hizo prisionero al rey de Francia, de la misma forma que lo
aceptó la Corona cuando decidió otorgar las debidas recompensas, no faltaron
cronistas para hacerse eco de las demandas formuladas por Diego de Ávila,
Alonso Pita y Juan de Aldama que reclamaban para sí la detención del monarca. Carlos
I otorgó también privilegios a estos soldados, entre ellos el de hacerles
hidalgos, pero no en la medida en que se le concedió a Urbieta, que ascendió a
capitán de caballería e ingresó como caballero en la Orden de Santiago.
El motivo de la confusión lo
encontramos de nuevo en la versión que de los hechos dejó escrita el ya citado
Juan de Oznayo. Según este hombre, cuando Juan de Urbieta puso el estoque en el
cuello a su prisionero sin saber de quién se trataba, el prisionero, viéndose
en peligro de muerte, le dijo: «La vida, que soy el Rey». Entonces el
hernaniarra, en mal francés, le ordenó rendición, contestando Francisco I: «Yo
solo me rindo al Emperador».
Mientras se producía este diálogo, debemos imaginarlo en medio del fragor de la batalla, Juan de Urbieta observó que a pocos metros de distancia unos franceses habían cercado al alférez de su compañía con ánimo de arrebatarle la bandera y no estando dispuesto a dejar que tal cosa ocurriera se dirigió al preso diciéndole: «Si de verdad sois el rey, hacedme una merced»; obtenida la promesa, se alzó la visera del almete que protegía su cabeza y mostrándole sus dientes mellados, le dijo al monarca: «En esto me reconoceréis», y dejándole en el suelo con una pierna aprisionada debajo del caballo se alejó en defensa del pendón y de su oficial.
Parece ser que fue en este momento cuando llegaron Ávila, Pita y Aldama quienes viendo al rey caído creyeron poderle detener aún cuando de él mismo salieron las palabras de «Ya he sido hecho preso».
Mientras se producía este diálogo, debemos imaginarlo en medio del fragor de la batalla, Juan de Urbieta observó que a pocos metros de distancia unos franceses habían cercado al alférez de su compañía con ánimo de arrebatarle la bandera y no estando dispuesto a dejar que tal cosa ocurriera se dirigió al preso diciéndole: «Si de verdad sois el rey, hacedme una merced»; obtenida la promesa, se alzó la visera del almete que protegía su cabeza y mostrándole sus dientes mellados, le dijo al monarca: «En esto me reconoceréis», y dejándole en el suelo con una pierna aprisionada debajo del caballo se alejó en defensa del pendón y de su oficial.
Parece ser que fue en este momento cuando llegaron Ávila, Pita y Aldama quienes viendo al rey caído creyeron poderle detener aún cuando de él mismo salieron las palabras de «Ya he sido hecho preso».
Escudo de armas, otorgado por Carlos V |
Confirma
este hecho el escudo de armas que Carlos V concedió a Urbieta en Bolonia a 20
de marzo de 1530, en cuyo diploma se hace mérito del suceso. El mismo Urbieta
hace mención de este escudo, y de la merced que de él le hizo el emperador, por
la prisión del rey de Francia y otros servicios, en el testamento que otorgó en
Hernani el 22 de agosto de 1553. Dicho escudo representa un campo verde junto a
un río, un medio caballo blanco en cuyo pecho hay una flor de lis con corona, y
la rienda caída al suelo, más un brazo armado con su estoque alzado. La
significación de este emblema no es dudosa. El campo verde es el sitio donde
ocurrió la prisión, el río representado es el Tesino, el medio caballo con la
rienda caída, el que montaba el rey Francisco y cayó, la flor de lis y corona
las armas de este monarca, el brazo armado alzado es Urbieta, que le rindió.
Colección de documentos inéditos para la historia de España, Volumen 38 |
Sus restos mortales yacen al pie del Presbiterio de la iglesia parroquial de su pueblo natal con el epitafio correspondiente, restos que fueron ultrajados por los soldados, dos siglos y medio después de su muerte, durante la francesada. La espada tomada a Francisco I durante la batalla de Pavía adornó la Armería Real hasta que Napoleón la hizo volver a Francia durante la ocupación de 1808.
Tres
siglos después, el duque de Rivas recrearía esta hazaña en su romance La victoria de Pavia:
El hidalgo vizcaíno
Juan de Urbieta, que cubierto
de tosco arnés, es un potro
escaramuzaba suelto,
pasa y ve bajo el caballo
tan lucido caballero,
que por levantarse pugna
con inútiles esfuerzos.
Juan de Urbieta, que cubierto
de tosco arnés, es un potro
escaramuzaba suelto,
pasa y ve bajo el caballo
tan lucido caballero,
que por levantarse pugna
con inútiles esfuerzos.
Fijate que Juan de Urbieta capturó al Rey de Francia, Francisco I, en la batalla de Pavia en 1525. En 1808, 283 años después, Napoleón invadió España y en Hernani los franceses robaron la espada del Rey, ganada en buena ley, para devolverla a Francia. No podemos juzgar con ojos del 2016, lo que pasó hace 208 años!
ResponderEliminarApreciado Luis, le tengo buena afición a tu blog, pero el escudo que se le pone a Juan de Urbieta no coincide con lo descrito por el documento citado. Un amigo mío ha hecho un dibujo conforme al texto. Te lo adjunto.
ResponderEliminarSe ha puesto el águila como soporte, al estilo de las armas de Diego García de Paredes, porque la cinta no habría quedado bien si el águila fuese cimera.
https://imgur.com/a/D3CUFbT
Soy descendiente de Urbieta y ese es el escudo fliar
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