viernes, 16 de septiembre de 2022

Pedro González de Mendoza. Eclesiástico, político, militar y mecenas


El Cardenal Mendoza fue una figura de primer orden en los reinados de Enrique IV e Isabel I, y constituye una de las figuras más significativas de la aristocracia española de la segunda mitad del siglo XV, en el paso del mundo medieval al moderno.

Consejero de los Reyes Católicos, contribuyó al sometimiento de la nobleza y a la pacificación y grandeza del reino. El escudo nobiliario con las bandas verdes y la divisa "Ave María" de los Mendoza era respetado en toda la Península.


Pedro González de Mendoza, conocido popularmente como Cardenal Mendoza, nació en Guadalajara, en mayo de 1428. Perteneció a la alta nobleza al linaje de la Casa de Mendoza, fue el quinto hijo de de diez que tuvieron Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana, y de su esposa Catalina Suárez de Figueroa. El cardenal legitimó tres hijos, dos de ellos fruto de las relaciones que tuvo a partir de 1460 con Mencía de Lemos: Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, futuro marqués del Cenete, nacido en Guadalajara, y Diego, luego conde de Mélito y señor de Almenara, nacido el Real del Manzanares. El tercer hijo fue Juan Mendoza, nacido en Valladolid, de su relación con Inés de Tovar, y al que no se le consignó mayorazgo alguno.

Cuando murió su padre, en marzo de 1458, Pedro González de Mendoza pasó a encabezar la poderosa familia de los Mendoza, que más tarde daría origen a varias líneas de la alta aristocracia castellana, como la Casa del Infantado o la del marquesado de Mondéjar; utilizando hábilmente sus grandes influencias en la corte castellana, para su encumbramiento personal y el de sus hermanos.

Pasó su niñez en Guadalajara. En 1442 su padre lo mandó a Toledo para formarlo junto a su tío, el entonces arzobispo Gutierre Álvarez de Toledo; allí estudió Retórica, Historia y Latín. Después pasó a estudiar Cánones y Leyes, en la Universidad de Salamanca entre 1446 y 1452, doctorándose en ambas ramas del Derecho, el civil y el eclesiástico.

Se encumbró en la Iglesia española gracias a su linaje, pero también a su formación universitaria; genealogista y conocedor de historia y nobiliaria; destacó como administrador de asuntos de estado y por preocuparse de la educación del clero. Con 27 años fue obispo de Calahorra en 1454, de Sigüenza en 1464, arzobispo de Sevilla en 1474, de Toledo en 1482, cardenal en 1473, primado de España en 1482, «el tercer rey de España durante el reinado de los Reyes Católicos[1]».

Fue fiel consejero de Enrique IV de quien recibió entre otras mercedes las "tercias" de Guadalajara en 1466 y por quien combatió en 1467 en Olmedo, junto a su familia, contra el bando del Marqués de Villena.

Aunque los Mendoza fueron los guardianes de la princesa Juana ("la Beltraneja"), hija de Enrique IV y sobrina de Isabel la Católica e importantes partidarios de Juana, fue su cambio de bando en 1473 al lado de Isabel lo que ayudó al encumbramiento de la familia, y a que Isabel I conservara la corona de Castilla desde 1474.

Su estatua, ante al palacio del Infantado (Guadalajara)
Mendoza se convirtió en uno de los principales consejeros de los Reyes Católicos, sobre todo en asuntos religiosos; y también en uno de los negociadores más capacitados de su diplomacia. En 1477 obtuvo un gran éxito acabando con la postura francesa a favor de Juana y consiguiendo se inclinasen hacia los reyes en la guerra civil del Reino de Navarra; el rey Luis XI de Francia lo nombró Abad de Fécamp por su mediación en evitar una nueva guerra entre Aragón y Francia por el Rosellón.

En 1482, Pedro González de Mendoza alcanzó del papa Sixto IV el nombramiento de arzobispo de Toledo, abandonando el resto de sus cargos, menos el obispado de Sigüenza. El primado siguió reforzando su influencia en la corte mediante la colocación de personas de su entorno en los puestos clave. Mendoza insistió a doña Isabel para que aceptara a un oscuro y terco franciscano del monasterio alcarreño de La Salceda, introduciendo así en las más altas esferas al futuro Cardenal Cisneros.

Terminada en 1479 la guerra con Portugal y afirmados los derechos al trono, los reyes buscaron como nuevos objetivos a su reinado la unidad peninsular y religiosa. Las expediciones militares de primavera y verano contra el reino nazarita se intensificaron a partir de 1485. Todos los Mendoza participaron, campaña tras campaña; en 1485 estaba al cardenal en Córdoba, acompañando a su hermano Fernando; dos años después, 1487, entró en Málaga y finalmente en 1492, acompañado por su sobrino Íñigo López de Mendoza y Quiñones, conocido como “el gran Tendilla”, colocó el pendón castellano, en la Alhambra de Granada.

El Contador Mayor, Alonso de Quintanilla, le presentó a Cristóbal Colón y él le presentó a los Reyes Católicos, protegiéndole activamente y contribuyendo a que no fuera a exponer su proyecto a otros reinos. Fue quién le agasajó e introdujo en la nobleza al regreso de su primer viaje, 1493 las capitulaciones, que establecían que si Colón descubría tierras automáticamente se convertía en noble principal del reino.

Armas de los Mendoza
En lo cultural Mendoza fue un mecenas excepcional y uno de los responsables de los cambios fundamentales en la mentalidad moderna, porque impulsó el avance del Renacimiento en España. Gracias al cardenal Mendoza, la arquitectura castellana se renovó totalmente, entrando con él los modismos renacentistas. La tarea constructiva fue infatigable. Sabía que la construcción de edificios y el adorno de los mismos le atraería el cariño de las gentes, máxime cuando en cada uno de esos edificios aparecerían las armas de su linaje y el escudo heráldico del cardenal. Sus obras se extendieron por todo el reino de Castilla y la provincia de Guadalajara en especial, así como en Roma y Jerusalén.

Murió retirado en la ciudad de Guadalajara, el 11 de enero de 1495, tras estar un año postrado por una grave enfermedad renal. Dejó como heredero de casi todos sus bienes al hospital de la Santa Cruz de Toledo. Su féretro fue llevado en angarillas hasta Toledo y fue enterrado en el presbiterio de la catedral en el primer sepulcro de tipo renacentista hecho en Castilla por decisión de su hijo mayor y sus sobrinos "tendillas" Iñigo y Diego. Le sucedió el cardenal Cisneros en el Arzobispado de Toledo.

Sepulcro de Mendoza (Catedral de Toledo)

[1] En la Edad Media se nombraba un solo Cardenal en toda España (el llamado "Cardenal de España") con lo que este título de Príncipe de la Iglesia tenía más relevancia que en la actualidad, debiendo reparar y mantener una basílica en Roma y recibiendo las rentas que la misma proporcionaba.

1 comentario :

  1. En 1472 Rodrigo de Bòrja cardenal vicecanciller llegó a Valencia, negoció con Juan II de Aragón, y con Enrique IV de Castilla, dando en 1473 el capelo de cardenal a Pedro Gonzales de Mendoza; arrastrando a todos los Mendoza-Figueroa, a la parte del rey de Sicilia Fernando de Aragón y Enríquez, esposo de Ysabel de Castilla; comprando ricas tierras en el Reino de Valencia.

    ResponderEliminar