Principal protagonista del fallido
levantamiento carlista de 1860
Jaime
Rudesindo de Ortega y Olleta nació en Tauste un 28 de febrero de 1817, del matrimonio
formado por Ramón Ortega (Gallur / Zaragoza) y Francisca Olleta (natural de Tauste
/ Zaragoza), en el seno de una familia infanzona por ambas ramas, y que tenía
propiedades en ambas poblaciones, muy cercanas una a otra (a unos 8 km). A
finales de 1838, en la ciudad de Zaragoza, contrajo matrimonio con Francisca
Ballesteros.
En
1833, con 16 años, Jaime Ortega inició su carrera militar, interviniendo ya en
acciones bélicas entre 1835 y 1840. En esos años de la Guerra Carlista
(1833-1840) pudo conseguir méritos y prestigio con el que ascender en el
ejército, así como participar de la política local, primero, junto a su padre, (fue
alcalde de Tauste durante la década de 1830) y de la política nacional en los
años de la posguerra. Participó, bajo las órdenes del general Evaristo San
Miguel, en la toma de Cantavieja el 31 de octubre de 1836, en la memorable
jornada del Cinco de Marzo de Zaragoza y en la desastrosa campaña de Morella de
1838.
En
1841, una vez finalizada la guerra, con el retorno de los carlistas, se
reprodujo el conflicto político en Tauste. En las elecciones municipales de ese
año, ganó la facción contraria a Ortega, ante lo cual denunciaron que los
vencedores eran carlistas, y consiguiendo que la Diputación Provincial anulase
las elecciones. Sin embargo, es en esos años de posguerra, cuando parece que
Jaime Ortega, que había salido electo diputado del Congreso en febrero de 1843,
se aleja de los círculos progresistas y acerca a los moderados que conspiraban
para derribar al Regente Espartero y la Constitución de 1837. Cuando la
rebelión se inició en mayo, Ortega lanzó una hoja volante el 24 de mayo, un
manifiesto arengando a los aragoneses para que se levantaran contra la
“pandilla anglo-ayacucha”, es decir, Espartero y su gobierno.
Junto
a un centenar sublevados, intentaron tomar la ciudad de Zaragoza el 9 de junio
de 1843. Consiguieron controlar el palacio arzobispal y el ayuntamiento durante
unas horas, hasta que la Milicia Nacional zaragozana se reorganizó en el Paseo
de Santa Engracia (hoy Pº Independencia) y les atacó, haciéndoles huir. Algunos
compañeros de Ortega fueron fusilados, pero él consiguió huir en una barca por
el Ebro.
Tras
ello, se aprestó a formar una columna armada y consiguió reunir 2.000 hombres –lo que le valió el ascenso a coronel–, con los que el 21 de julio de 1843 asaltó Zaragoza, atacando por Torrero y la Puerta de Santa Engracia. En la
ciudad se tocó generala y se reunieron la mayor parte de sus 5.000 milicianos
nacionales. Entre las 3 y las 5 de la tarde se produjo un intenso fuego de
fusilería en las riberas del río Huerva, que acabó con 30 muertos y heridos
entre los defensores y un número mayor de bajas entre los asaltantes.
Jaime
Ortega se retiró a La Almunia, donde formó una Junta de Gobierno
antiesparterista. Allí esperó el desarrollo de los acontecimientos. Espartero
fue derrotado y obligado a exiliarse a fines de julio de 1843. A principios de
agosto, gracias al general progresista demócrata Narciso Ametller, consiguió
que Zaragoza le abriera sus puertas, entrando triunfalmente en la ciudad.
Tras
estos hechos, accedió al Congreso como diputado por los distritos electorales
zaragozanos de Calatayud y Ejea de los Caballeros y por el turolense de
Alcañiz. Así mismo, obtuvo puestos de responsabilidad en la administración
militar; ascendió a Mariscal de Campo en 1847, y obtuvo la capitanía general de
Baleares en 1859.
Al
parecer, por evolución personal se había aproximado al carlismo en 1857. La
amistad con la infanta Luisa Carlota de Borbón, que había vivido los
acontecimientos previos a la muerte de Fernando VII, despertaron su
animadversión hacia los liberales. El fusilamiento de la madre del general
Cabrera terminó de introducirle en los ambientes de conspiración carlista
contra Isabel II.
Por
disponer de tropas a su mando en Baleares, la Comisión Regia, ente carlista
presidido por el conde de Cleonard y en el que se encontraba el general Elío
(asesor del pretendiente Carlos Luis de Borbón), le eligió para iniciar un
pronunciamiento: el general Ortega debía lanzar un manifiesto, dirigirse a
Madrid y tomar el poder.
El
primer escenario desde donde partir hacia el poder era Valencia, pero
finalmente se cambió por Tortosa. Todo empezó a ir mal el 29 de marzo de 1860, pues
hubo quien se echó atrás, y cuando el 3 de abril de 1860 el general Ortega
llegó a San Carlos de la Rápita con unas fuerzas a las que había engañado
diciendo que iban a defender a Isabel II de un complot carlista, se produjo el
desastre. En el momento en que los oficiales a su cargo y los soldados
conocieron sus verdaderas intenciones se volvieron contra él y lo tomaron
preso.
Conde de Montemolín (pretendiente Carlos VI) |
Nota: El 1 de
abril de 1860, don Jaime Ortega, en compañía del pretendiente Carlos VI y el infante don
Fernando, embarcó en Palma con 4.000 hombres y arribaron al puerto de los
Alfaques, en San Carlos de la Rápita. Sin embargo, el día 3 había fracasado ya
el pronunciamiento. Presos el conde de Montemolín y el infante, fueron
expulsados de España, tras obligarles a firmar una vergonzosa renuncia a sus
derechos, y el general Ortega, que se había retirado a Aragón en busca de
ayuda, fue hecho prisionero en Calanda. Trasladado a Tortosa, fue condenado a
muerte por un consejo de guerra ilegal según el Código de Justicia Militar, ya
que estaba compuesto por militares de inferior graduación al juzgado, argumento
que esgrimió, infructuosamente, el abogado defensor, José Antonio de Wenetz.
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