viernes, 15 de diciembre de 2017

Pedro Ordóñez de Ceballos. Militar, marinero, sacerdote, y escritor que dio la vuelta al mundo



Conquistador, corsario, comerciante, cronista y sacerdote que participó en varias gestas en Europa, América, África y Asia. Fue la primera persona en dar la vuelta al mundo desde América, partiendo de Guayaquil y regresando a la misma ciudad años después. Se autonombra “El Clérigo agradecido”

De su vida casi todo lo que se sabe procede de su libro autobiográfico Viaje del Mundo (1614), en el que la ausencia casi absoluta de fechas constituye un serio obstáculo para situar cronológicamente sus hitos biográficos. También contiene información muy valiosa la breve semblanza que compuso su amigo Jiménez Patón en la Historia de Jaén (1628), así como las dedicatorias de Ordóñez de Ceballos en algunas de las comedias basadas en sus vivencias por el mundo.


Pedro nació en Jaén hacia 1553-1555, hijo de un regidor de la ciudad, por lo que cabe deducir cierto grado de nobleza en su linaje y tuvo por maestro a Juan de Icíar (pedagogo y calígrafo durangués que fue preceptor del príncipe Carlos, hijo de Felipe II). A los nueve años se traslada a Sevilla, quedando a cargo de su tío Alonso de Andrade y Avendaño, para estudiar en el colegio de Maese Rodrigo y con los Jesuitas. Graduado en Artes y Humanidades y con el primer grado de las órdenes religiosas, en torno a los diecisiete años abandona los estudios y Sevilla para evitar las represalias de un marido celoso.

Emprende actividades comerciales por España y Europa y recorre durante unos dos años el Mediterráneo como alguacil real en las galeras de Juan de Córdova, héroe de la batalla de Lepanto (estando en Roma es recibido por el Papa Gregorio XIII, y de ahí salta a Túnez y a los Santos Lugares, para volver a España, habiendo navegado por Cerdeña, Mallorca, Ibiza y costas de Marruecos). De vuelta en Sevilla, ocupa el cargo de proveedor de la armada en los preparativos de la guerra del rey Sebastián de Portugal contra África, en el año de 1578. Viaja después a Cartagena de Indias con el general Diego Maldonado y regresa muy pronto a España, en diciembre de 1579, tras sufrir un naufragio.

Continúa su carrera militar al servicio del Marqués de Peñafiel, con el que parte a Flandes y otros lugares de Europa y, finalmente, a Lisboa. Interviene en la campaña de ocupación de esta ciudad por las tropas de Felipe II, en agosto de 1579.

A finales de 1580 retorna a Cartagena de Indias y permanece en América unos diez años, donde destaca como capitán en diversas campañas militares contra pueblos indígenas del Nuevo Reino de Granada. Funda las ciudades de Alta Gracia de Suma Paz y Santiago de los Caballeros y desempeña el cargo de visitador de Antioquia y Popayán.

Mapa de Asia (1689)
Ordenado sacerdote por Luis Zapata de Cárdenas, arzobispo de Santa Fe de Bogotá, muerto en 1590, ejerce como visitador eclesiástico y, luego, como cura en Pamplona (Colombia). Por orden del arcediano Francisco de Galavis, parte hacia España con los bienes del difunto obispo de Quito. Naufraga en Cuba, pierde los bienes y se aborta el viaje. Comercia con añil en México y Guatemala y consigue un galeón para regresar desde Acapulco a Quito. En el trayecto unas tormentas arrastran el galeón al interior del Pacífico, lo que supuso el comienzo de una azarosa vuelta al mundo que iba a durar unos tres años. Sin rumbo fijo, navega en compañía de su tripulación por las Marianas, Filipinas, China y Japón y en diciembre de 1590 se establece en los reinos de la Cochinchina y Champa, al sur de Vietnam, y logra convertir al cristianismo a sus habitantes y a la princesa heredera del trono que, bautizada por Ordóñez, recibe el nombre de María. Desterrado de esas tierras en agosto de 1591, navega por las costas de la India y es arrestado por las autoridades de Ceilán y Goa por un breve tiempo. Llega a Ormuz, pasa cerca de Madagascar y cruza el Cabo de Buena Esperanza. En noviembre de 1592 desembarca en Pernambuco. Regresa a Quito por tierra desde Buenos Aires al no poder cruzar el Estrecho de Magallanes.

Nombrado cura y beneficiado de Coca (Ecuador), pacifica, con gran éxito, a los indios quijos. Vuelve de nuevo a Quito con motivo de la rebelión de las alcabalas, en torno a 1593, y el obispo Fray Luis de Solís le entrega un curato en Pimampiro, cerca de Quito, como alivio de su penoso estado de salud, donde permanece entre 1595 y 1603.

En 1604, con unos cincuenta años de edad, regresa a España y a Jaén. Es el fin de su agitada etapa de viajes por el mundo, que duró, desde su salida de Sevilla en edad adolescente, unos treinta años. En su retiro de Jaén se dedica a poner por escrito las vivencias de sus viajes por el mundo y, al cabo de diez años, en 1614, se publican en Madrid, con el patrocinio de la influyente familia de los Dávila y Toledo, sus dos primeras obras, los Cuarenta Triunfos y el Viaje del Mundo, de cuya autenticidad se dudó desde el primer momento por lo asombroso de su relato.

En 1616 ve recompensada su labor por los servicios prestados con un canonicato en Astorga y, con el deseo de reemprender su actividad evangelizadora, es nombrado vicario general de la Cochinchina, Champa y Laos y chantre de Huamanga (Perú). Una larga enfermedad, de la que no se recuperará, le impide ocupar estos cargos y salir de España. Pierde su ojo derecho y queda medio tullido, por lo que encomienda a su amigo Jiménez Patón, importante humanista de la época, la redacción del libro que había proyectado sobre la historia de Jaén. A pesar de sus dolencias, publica en 1628 una breve monografía sobre la China, Cochinchina y Champa, Tratado de las relaciones verdaderas, reeditada en 1629 con otro título, Tratado de los reinos orientales. En 1634 se imprime en Baeza su última obra, en verso, Tres entremeses.

Adquirió cierta celebridad como escritor en su época por su libro Historia y Viaje del Mundo (reeditado, tras su muerte, en 1691) y se publicaron cinco comedias inspiradas en sus andanzas como trotamundos, una de Francisco de Guadarrama, Famosa comedia de La nueva legisladora y Triunfo de la cruz (Jaén, 1628), dos de Alonso Remón, Primera y segunda parte de la famosa comedia del Español entre todas las naciones y Clérigo agradecido (Jaén, 1629), y dos continuaciones anónimas, en 1628 y 1634. Murió en Jaén, en abril de 1636, habiendo testado ante Diego de Herrera, escribano público.
 

5 comentarios :

  1. - Casi en todos los tratados en relación al pueblo de Pimampiro se aprecia una notoria diferenciación con el resto de las poblaciones de la Real Audiencia de Quito; por lo menos hasta después del arribo de Pedro Ordóñez de Ceballos en 1595 a 1603. Solo después de este altruista doctrinero, aparece según Waldemar Espinosa, la primera fuga de los pimampireños hacia las montañas más inaccesibles.

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  2. Por lo expuesto me hace pensar que el auto-calificativo de Pedro Ordoñez debería ser lo contrario: Pimampiro “El pueblo agradecido”; porque que en este lugar, este “Clérigo” realiza una de las obras más trascendentales de la época ¡Re-habilita el canal de riego de los Incas, que dio vida a la población y a sus cultivos! -Qué más pedir- Colocando a disposición de la obra, todo su potencial humano, económico, y material… que fue susceptible de realizarlos.

    Según el texto “Huellas precolombinas de Pimampiro” Este canal histórico que es considerado hoy por hoy, obra monumental de los Andes Ecuatorianos por su extensión y su construcción técnica, recorre alrededor de 20 Kilómetros de largo; se extiende desde la estribaciones del asentamiento de Puetaquí (Mariano Acosta) hasta las tierras bajas de Pimampiro.

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  3. Casi en todos los tratados en relación al pueblo de Pimampiro se aprecia una notoria diferenciación con el resto de las poblaciones de la Real Audiencia de Quito; por lo menos hasta después del arribo de Pedro Ordóñez de Ceballos en 1595 a 1603. Solo después de este altruista doctrinero, aparece según Waldemar Espinosa, la primera fuga de los pimampireños hacia las montañas más inaccesibles. Marco Gudiño Mejía.

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  4. Gracias a Pedro Ordóñez de Ceballos por el año de 1596 Pimampiro vuelve a la vida, a través de la re-apertura re-apertura del canal de riego de los Incas, crea un ambiente de tranquilidad, enseña el idioma, cura a los enfermos… y entre otros beneficios se tiene información histórica de esa época.

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