miércoles, 19 de diciembre de 2018

Diego Gómez de Salinas. El último Gobernador español de Gibraltar


Ocupaba el cargo de Gobernador cuando el Peñón de Gibraltar fue tomado por una flota anglo-holandesa, comandada por el Almirante Rooke, en agosto de 1704.

Diego Gómez de Salinas y Rodríguez de Villarroel nació en agosto de 1649 en la madrileña Puerta de Moros, en camino que llevaba a la imperial Toledo. Era hijo de Don Pedro Gómez de Salinas, natural de Pamplona, y de Agustina Rodríguez de Villarroel, de Madrid y fue bautizado en la iglesia de San Andrés, según reza su partida de bautismo.

El último de Gibraltar, por Augusto Ferrer-Damau
Salinas era de familia de hidalgos, por una parte su abuelo paterno era Juan Gómez de Quintana, natural de Estremaña, merindad de la Cuesta de Urria, en el valle de Tobalina, en las montañas de Burgos y su abuela era Doña Catalina de Salinas, de Obanos, Navarra. Por la parte materna su abuelo era Pedro Rodríguez de Villarroel, natural de Valladolid, regidor de la capital desde 1635; su abuela materna, Doña María de Orozco,era natural de Valladolid; de los diez hijos que tuvieron, Agustina, nacida en 1624, fue la madre de Diego de Salinas.

Comenzó en la milicia como paje del Condestable de Castilla, Iñigo Fernández de Velasco, sirviendo en el gobierno de Galicia. Salinas partió con el séquito del Condestable en 1667 como soldado de a caballo y pronto fue ascendido a alférez de caballos corazas; después capitán de infantería, en la compañía del Tercio Fernando Valladares.

En 1668 se encamina a Flandes, ya al mando de su propia compañía, y destacó en el sitio de Vorden, (Holanda), que llevaba a cabo el príncipe de Orange; como premio se le otorgó la patente de capitán de caballos corazas en 1670. En 1672 comenzó la Guerra de Holanda y allí, con su compañía, socorrió a las tropas auxiliares que fueron a Holanda, permaneciendo en los Países Bajos hasta 1673.

Tras Flandes, vuelve a España y pasa al Ejército de Cataluña, como agregado a las compañías de caballos de las Tropas de Toledo, al no poder volver a su compañía que estaba en Holanda. En la campaña catalana destacó valientemente en varias acciones contra los franceses en la defensa de la ciudad de Puigcerdá en 1675, donde fue herido en la cabeza. Después se halló con su batallón, uno de los cuatro con que don Vicente Muñoz atacó a los franceses, en las acciones de San Pedro Pescador y del barranco de Espolla.

En el año 1865 solicita ingresar en la orden de Santiago y tras probarse que el pretendiente era un hijodalgo limpio por todos sus costados y que nunca se había manchado las manos con un oficio vil o mecánico, el 25 de julio, y por decreto se le hizo merced del hábito de Santiago, según Real Consejo de las Ordenes le despachó título en 10 de Noviembre.

En 1685, sirve en la ciudad de Pamplona, con el grado de maestre, en la guerra con Francia; bajo las órdenes del virrey de Navarra, marqués de Valero, y participa en la acción de los montes de Alduide, donde con mil hombres de la guarnición del castillo de Pamplona entró en Francia, puso en fuga a los franceses y demolió unas 300 casas que los franceses habían edificado en aquellos montes.

Allí permanece con su compañía hasta que, en marzo de 1697, el tercio se traslada a Cataluña para rechazar la invasión francesa de la Guerra de los Nueve Años. En Barcelona, bajo las órdenes del virrey don Francisco de Velasco que está defendiendo la capital del ejército del Duque de Vendôme; pasa al grado de general de batalla, participando en numerosas acciones de guerra para frenar a las tropas francesas por Cataluña:

Primitivo escudo de Gibraltar
En 1701 el rey Felipe V le concede el gobierno de Gibraltar y sustituye a don José de Garro, que pasa a su tierra natal guipuzcoana. Así, en 1702, llega con el cargo de gobernador militar y, más tarde, se le agregará el corregimiento y pasará a ser también gobernador de lo político, cargo que desempeñó hasta la pérdida. En este año el Rey declara el inicio de las hostilidades en la Guerra de Sucesión española contra los anglo-holandeses, partidarios del sucesor a la Corona de España, el archiduque Carlos de Austria.

Gibraltar, como plaza vital, entra pronto en la estrategia de los partidarios del archiduque Carlos, que tiene pensando desembarcar en Andalucía y ocupar una ciudad costera como cabeza de puente para una invasión de la región. La primera intentona austracista en Cádiz, en 1702, alerta al gobernador de Gibraltar que pide ayuda y refuerzos a Madrid ante el mal estado de las defensas de la plaza y la falta de guarnición. Mientras tanto, la flota costea, alarmando a las poblaciones del litoral que temían un desembarco como el llevado a cabo en Cádiz. Pocos días antes, Salinas escribía al gobernador de Málaga quejándose de la poca guarnición y menos prevención en que se hallaba la ciudad.

El 1 de agosto, la flota anglo-holandesa llega a la bahía, con alarma de la población, y los ingleses desembarcan en playas cercanas: la caballería de la plaza, unos treinta o cuarenta hombres de la milicia, intenta estorbar la maniobra pero la artillería de la flota los puso en fuga, con bajas españolas. Los marines marchan hacia el istmo, donde ocupan tres molinos de viento y las huertas colindantes; allí instan al gobernador a que se rinda, a lo que este se niega.


La flota comienza su ataque sobre la ciudad y después de un fuerte bombardeo, que desata incendios por toda la ciudad, y la toma del castillo del muelle nuevo, piden la rendición en el plazo de una hora. Salinas contesta que en ese plazo era imposible, ya que debe reunirse con el resto de los oficiales distribuidos por los puestos de defensa de la plaza. Salinas reúne el Cabildo de la ciudad con los oficiales y determinan capitular ante la grave situación en la que se encontraba la plaza, lo que sucede el 4 de agosto, tras pactar unas capitulaciones que creen honrosas. Después de la capitulación, Salinas; hizo un relato de la caída de la ciudad al marqués de Villadarias, capitán general de Andalucía.

La causa de la rendición hay que buscarla, probablemente, más que en la falta de pertrechos o de tropas, en la actuación de la población civil durante el sitio. Las fuentes inglesas más cercanas en el tiempo coinciden en señalar que la captura de las mujeres, niños y demás gente inútil fue fundamental para que Salinas se rindiese tan pronto y sin haber presentado una fuerte resistencia, ya que los ingleses amenazaron con matarlos si no se producía la rendición de manera inmediata.

Algunos de sus contemporáneos criticaron al gobernador, recordando el episodio de la capitulación de Barcelona en 1697. Sin embargo, Felipe V no lo tuvo en cuenta, y Salinas fue nombrado Gobernador de Villaescusa de Haro (Cuenca), en 1706, donde permaneció hasta cerca de su muerte, cuando regresó a Madrid, falleciendo el 27 de noviembre de 1720, dejando todos sus bienes a su hermana Francisca.

Nota: La información de esta entrada está basada en el artículo “Raíces familiares de Diego Gómez de Salinas y Rodríguez de Villarroel, último gobernador español de Gibraltar”, cuyo autor es David Huidobro Sanz, publicado en Hidalguía, Nº. 374, 2017, págs. 173-184.

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