Militar que destacó especialmente en el
reinado de Carlos IV. Ingeniero militar. Participó en la guerra de Crimea o Ruso-Turca (1787-1792), siendo condecorado.
José
Ramón de Urrutia y de las Casas, nacido en Zalla (Encartaciones de Vizcaya) en noviembre de 1739, fue el segundo
hijo de Feliciano de Urrutia y Zamitiz, (coronel de Guardias Valonas) y de
María Agustina de Las Casas y La Cuadra. Su familia era una de las más ilustres
del señorío de Vizcaya.
El
general don José de Urrutia. pintado por Francisco de Goya, en 1798.
Urrutia en actitud de mando, vistiendo el uniforme de campaña de Capitán General.
Urrutia,
a los diecisiete años, comenzó sus estudios militares en Barcelona, y aún como
cadete, marchó a México en 1764 con el
Regimiento de América, financiado por el duque de Osuna. Ejerció en América
como ingeniero militar, levantando mapas del norte de México y del centro y
oeste de los Estados Unidos, siendo más adelante, ya en España, uno de los fundadores del Cuerpo de Ingenieros
Militares como Ingeniero General de los Reales Ejércitos, Plazas y Fronteras.
A
su regreso de América en 1768 fue destinado a la importante ciudad de Cádiz y
de allí, en 1779, pasó a las Islas Canarias para realizar los mapas de sus
costas. En 1779 participó en el sitio de
Gibraltar y en 1782 fue enviado a Menorca,
formando parte de la flota hispano-francesa que recuperó la isla, en poder de
los ingleses. Volvió ese mismo año a Gibraltar, siendo herido gravemente. Fue
nombrado comandante general de Algeciras y de 1782 a 1792 tuvo el mando del
Regimiento de América, dirigiendo, además, la Academia de Cadetes de Ávila.
Sitio de Ochákiv en 1788, por January Suchodolski |
Sirvió en la guerra de Crimea (1787-1792) al mando de las tropas españolas enviadas en apoyo de Rusia y, tras su regreso a España en 1791, fue ascendido a mariscal de Campo, y como comandante de Ceuta dirigió la guerra contra Marruecos. De regreso en Madrid en 1793, ya como teniente general, partió de inmediato para Cataluña, con motivo de la recién declarada guerra contra la Francia revolucionaria o guerra del Rosellón. Se le confió el mando del ejército en Navarra y finalmente, por su capacidad como estratega, fue nombrado en 1794 Capitán General de Cataluña y Presidente de la Audiencia, dirigiendo acciones de relevancia en la resistencia contra el ejército francés. Ganó la batalla de Pontós, que allanó el camino para la firma de la paz de Basilea entre España y Francia en agosto de 1795, y en 1797, ya como Inspector General de Artillería e Ingenieros, fue nombrado Capitán General de Extremadura, zona conflictiva por las incursiones del ejército inglés.
Escudo del palacio de Urrutia, en Zalla |
En
1801, cuando preparaba su vuelta a América, fue invitado a participar en la
guerra de las Naranjas contra Portugal, lo que declinó, aunque preparó el
informe de actuación que siguió Godoy, siendo enviado entonces a Sevilla,
seguramente por cuestiones estratégicas. Ese mismo año ingresó como comendador en la orden militar de Calatrava,
y en enero de 1803, poco antes de su muerte, que sucedería el 1 de marzo, recibió del Rey la prestigiosa Cruz de la Orden de Carlos III.
El conocido capitán general, caballero de la Orden de Calatrava, de la militar de San Jorge de Rusia, Cruz de Carlos III y otras muchas distinciones. Nacido en 1739, fue pintado por Goya. Ahí se puede observar que luce solo en el pecho el equivalente a la Cruz Laureada de San Fernando del ejército Ruso: la cruz de caballero comendador de la Imperial Orden Militar rusa de San Jorge, ganada en la lucha contra los otomanos donde le ofrecieron ser Mariscal de Campo del ejército Ruso tras casi 4 años por el este y reúso para volver a la Patria. Después de terminar de echar a laos franceses regularizó los haberes pendientes de la tropa subiendo la moral de la misma en Cataluña. En Pontós (Rosellón), a un ejército francés de 25000 hombres, les hizo más de 3000 bajas. Se distinguieron los Regimientos del Arma Calatrava, España, Almansa, Sagunto, Pavía, Húsares Españoles, Carabineros de María Luisa y muy especialmente Rey y Santiago, que alternativamente tuvieron a raya una columna de 7000 hombres y dieron encarnizadas cargas contra la Caballería enemiga, protagonizando durante la jornada innumerables acciones heroicas.
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