viernes, 18 de septiembre de 2020

Pedro Bernardo Villarreal de Bérriz y Andicano. El primer ingeniero de presas

Ingeniero, arquitecto, empresario, autor de obra científico-técnica. Hidalgo de sangre y caballero de la Orden de Santiago (1690), pudo trabajar en “oficios mecánicos” debido a la hidalguía universal de que disfrutaban los naturales del territorio.

Nació en Mondragón (Guipúzcoa), en 1669, el seno de una familia vasca de Parientes Mayores titulares de vínculos y mayorazgos, caballeros de hábito y con presencia en la Iglesia, el Ejército, la Administración local y la Monarquía, siendo el único hijo del matrimonio de Pedro de Villarreal y Gamboa con María Sáez de Andicano y Zelaa (Azafata de la emperatriz Margarita de Austria), ambos viudos y con descendencia al casarse en 1666. Huérfano de padre antes de cumplir un año, Pedro Bernardo heredó el mayorazgo de Bérriz en Vizcaya, correspondiendo el de Villarreal al primogénito de su padre, Sebastián de Villarreal. El primer conde de Monterrón, don Juan Sáenz de Andicano, era tío de Pedro Bernardo, Falleció en Lequeitio (Vizcaya), en 1740.

Ingeniero e industrial con herrerías y molinos hidráulicos. Estudió Gramática en el colegio jesuita de Vergara, probablemente dos años de Filosofía en Pamplona, y uno de Cánones en la Universidad de Salamanca. Tras su emancipación (1687), potenció una herrería de su patrimonio. Diseñó varias instalaciones que describe en su singular tratado Máquinas Hidráulicas de Molinos y Herrerías y Govierno de los Árboles, y Montes de Vizcaya (Madrid, 1736), exponiendo con claridad sus reglas de diseño; por ello, puede ser considerado «el primer ingeniero genuino de presas» (J. A. Fernández-Ordóñez).

Sus realizaciones innovan sobre la tipología de presas de arcos escarzanos y gravedad con contrafuertes, lo que le permite aligerar sus cuerpos; además, dota de inclinación al paramento de aguas arriba para facilitar el curso y estabilizar el muro. De pequeña altura (entre 2 y 5 m), las presas son en realidad azudes de derivación a instalaciones protoindustriales (molinos o ferrerías) que construyó en Vizcaya. La de mayor envergadura es la de Bedia sobre el Ibaizábal, con 4,50 m de altura y 56 de longitud en la coronación.

Potenció la repoblación forestal para el carboneo y la construcción. Escribió las notas de un curso sobre geografía, cosmografía y navegación, ya que fue profesor de náutica. Admirador de Tosca, diseñó incluso algunas bóvedas para iglesias. Alcalde en Mondragón y de Lequeitio, participó en el Gobierno Universal del Señorío de Vizcaya. Preilustrado, “novator”, en su casa albergaba una tertulia. A su muerte dejó una biblioteca con cerca de un millar de libros, mapas e instrumentos.

    
Su Obra: Máquinas hydráulicas de molinos y herrerías y govierno de los Árboles y Montes de Vizcaya. Dedicado a los Amigos Caballeros, y Propietarios del Infanzonado del muy Noble, y muy Leal Señorío de Vizcaya, y muy Noble, y muy Leal Provincia de Guipúzcoa, Madrid, Antonio Marín, 1736 (ed. facs., con “Prólogo” de J. A. García-Diego, San Sebastián, 1973).

Biografía extraída en parte de: SILVA SUÁREZ, Manuel, ed. TÉCNICA E INGENIERÍA EN ESPAÑA. EL SIGLO DE LAS LUCES, De la industria al ámbito agroforestal. Institución Fernando el Católico (Diputación de Zaragoza), 2005.

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