jueves, 23 de diciembre de 2021

Gabriel de Castilla. Descubridor de la Antártida

APROVECHO PARA DESEAR A TODOS LOS LECTORES DEL BLOG UNA FELIZ NAVIDAD

Navegante, explorador y militar, es considerado por muchos el verdadero descubridor de las tierras antárticas, ya que tras una tormenta arribó hasta los dominios próximos a las islas Shetland del Sur, ubicadas a unos 64º de latitud Sur.


 


Gabriel nació en Palencia hacia el año 1570 en el seno de una familia hidalga descendiente de los reyes de Castilla. Era hijo de Diego de Castilla. Inició muy pronto su carrera militar y se incorporó al servicio de la Nueva España como capitán de artillería. En 1589 partió a bordo del San Francisco en compañía de Hernando Lamero y Gallego de Andrade, con el propósito de explorar el territorio de Chile.






Su Genealogía. *Algunos autores dicen que era hijo de don Alonso de Castilla y Cárdenas y de Leonor de la Mata, pero no está comprobado.













*La mayoría de los autores repiten la genealogía incorporada por BERGUÑO (1991) que según aclara le fue facilitada por don Juan Mújica, numerario de la Academia Chilena de la Historia y del Instituto Chileno de Investigaciones Genealógicas.
Lamentablemente no tenemos más noticia de esta fuente; puede que tuviera como referencia el trabajo de Luis de Roa y Urzua.













El reino de Chile (1945), en relación a don Luis de Velasco el joven (p. 373-374) y don Gabriel de Castilla (p. 536), aunque para este no añade fuente documental alguna.












En la imagen: Genealogía de don Gabriel de Castilla y Lugo. ES.28079.AHN//INQUISICIÓN,1575, Exp.350, f. 4


En 1596, su tío segundo don Luís de Velasco y Castilla, virrey del Perú, le nombró general de El Callao, pese a su juventud, y posteriormente fueron requeridos sus servicios para socorrer al gobernador García Óñez de Loyola en la guerra del Arauco. Como recompensa, éste le nombró su maestre de campo (MdC), lo que le obligó a luchar contra los indígenas y construir diversas fortificaciones como la de San Salvador de Coya. También se enfrentó durante su periplo por la costa chilena a numerosos piratas y corsarios, esencialmente de origen holandés.

Por aquel entonces exploradores españoles y portugueses habían avanzado en el descenso por el continente americano. Entre ellos destacan Díaz de Solís, quien llegó hasta el Río de la Plata; Magallanes, el descubridor del peligroso paso del Atlántico hacia el Pacífico; Sarmiento de Gamboa, que alcanzó Punta Arenas en el extremo de Chile; y Francisco de Hoces, el valiente marino que se adentró en las aguas desconocidas hasta más al sur a bordo del buque San Lesmes.


Tras la desaparición en el mar de Juan de Velasco de Barrio, sobrino del virrey, Gabriel de Castilla asumió el cargo de máxima autoridad dentro de la Armada del Sur y encabezó la misión principal de vigilancia para proteger las costas de Chile frente a los ataques extranjeros. Así, zarpó en el año 1603 de Valparaíso hacia el sur con tres navíos: Jesús María, Nuestra Señora de la Visitación y Nuestra Señora de las Mercedes, y una tripulación de unos 200 hombres. En esta travesía, y durante una fuerte tormenta, en marzo, la expedición de Castilla alcanzó los 64º de latitud Sur, en el tenebroso límite antártico (archipiélago de Palmer / islas Shetland del Sur), tras lo cual consiguieron regresar a su lugar de partida; esta latitud no fue sobrepasada hasta el año 1773 por el capitán británico James Cook, que descendió hasta los 71º 10´de Latitud Sur. 
 
El capitán James Cook, explorador de la Marina Real británica, buscó la Antártida durante tres años, pero nunca encontró el continente. En un momento dado, estuvo a solo 128 kilómetros de la costa.
 
El hecho de haber alcanzado dicha posición a principios del siglo XVII le ha convertido en el potencial descubridor de las tierras antárticas, aunque diversos historiadores afirman que el verdadero descubridor fue el holandés Dirck Gerritsz Pomp en 1599. La polémica está aún abierta.

Gabriel de Castilla y los componentes de la expedición española contemplaron aquel asombroso paisaje de hielo y bruma, frío mortal y vientos cortantes; y puede que fueran los primeros humanos en hollar esa tierra incógnita, ciento setenta años, nada menos, antes que James Cook, con una tecnología exploradora y naval muy superior, diera noticia de la misma al mundo.

Curiosamente, y no es una excepción en la historia de España, la trascendencia de la hazaña tardó en publicitarse. El primer documento que avala el descubrimiento a ojos del mundo es el testimonio del marinero holandés Laurenz Claesz, embarcado en una de las naves españolas, quien declara:

“… [Haber] navegado bajo el Almirante don Gabriel de Castilla con tres barcos a lo largo de las costas de Chile hacia Valparaíso, i desde allí hacia el estrecho, en el año de 1603; i estuvo en marzo en los 64 grados i allí tuvieron mucha nieve. En el siguiente mes de abril regresaron de nuevo a las costas de Chile…”

 En el año 1605 Gabriel de Castilla se casó con Jerónima de Espinosa y Lugo de Villasante,  natural de Chiquisaca (la actual Sucre del altiplano de Bolivia), en Lima, con la que tuvo un total de seis hijos: La fecha y el lugar de fallecimiento del general Castilla es una incógnita; aunque algunos historiadores fechan su muerte en Piscobamba, ciudad del corregimiento de Conchucos (Perú) hacia 1619.

La base antártica española, emplazada en la isla Decepción, lleva el nombre de Gabriel de Castilla en su honor.

Para saber más:  Areños Muñoz Rodríguez. Don Gabriel de Castilla, más allá del descubridor de la Antártida. Estado de la cuestión. Biblioteca “Tello Téllez de Meneses” : Boletín de Información: Sumarios y Novedades. Edición digital. Nº 114 (2020), pp. 82-108

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