Tesis doctoral elaborada por José
Manuel Huidobro Moya, para el grado de Doctor en Derecho. Calificación
Sobresaliente Cum Laude, por la UNED (17-2-2020)
El
17 de febrero de 2020 realicé la lectura y defensa de mi tesis doctoral,
titulada "Presencia de la noblezano titulada en la historia de España", que realiza una aproximación a
un tema poco tratado hasta hoy por los historiadores, como es el de la
influencia ejercida por la nobleza no titulada, básicamente hidalgos a fuero de
Castilla (o infanzones según la denominación recibida en otras regiones, básicamente
en Aragón y Navarra), en distintos ámbitos.
En la tesis doctoral se pone de
manifiesto como muchos hidalgos jugaron un papel importante y destacaron en sus
respectivas áreas de actividad, a la vez que se desmontan algunos de los
tópicos sobre los hidalgos pobres y ociosos, muchos de ellos surgidos a partir
de la literatura y el teatro del Siglo de Oro.
La metodología ha consistido en plantear el estado de la cuestión,
con un estudio de lo que es y significa la nobleza y, dentro de esta, distinguiendo
entre la titulada y la no titulada, tanto desde el punto de vista jurídico como
el social. Se analiza lo que es la hidalguía, sus presencia geográfica, sus clases
y privilegios, las pruebas exigidas por la Reales Chancillerías de Valladolid y
de Granada, y por las audiencias del Reino de Aragón en los pleitos de
infanzonía, así como el caso particular de Navarra, para demostrar su condición
y cómo se obtenían y certificaban; también, el cambio que supuso el paso del
tiempo en la percepción de su consideración social, tanto en la Península como
en Indias, con las leyes que más les afectaron, teniendo en cuenta la
particularidad de Vizcaya y Guipúzcoa, en donde se concedió la Hidalguía
Universal en el siglo XVI.
Portada. Más de 700 páginas, 500 referencias bibliográficas y 1.500 notas. |
Para
el acceso a ciertos puestos del ejército, la armada, la administración pública,
o ciertas instituciones docentes, se exigían pruebas de nobleza –hidalguía– y,
durante bastante tiempo, además, pruebas de “limpieza de sangre”, una manera de
discriminar entre cristianos viejos y nuevos. Eso hizo que solo los hidalgos y limpios de sangre pudieran optar a
ciertos puestos, muchos de ellos segundones que tuvieron que salir del
solar familiar para buscarse una manera de vivir, bien emigrando al Nuevo
Mundo, ingresando en el ejército, en el clero, o acudiendo a la universidad
para después optar a los puestos que se ofrecían en la Administración Real y,
en algunos casos ser recompensados con un título del Reino, mientras que
aquellos pertenecientes al tercer estamento, el pueblo llano, los buenos
hombres pecheros, se vieron relegados a permanecer en sus oficios
tradicionales; agricultura, comercio o artesanía, sin posibilidades apenas de
progresar, aunque algunos lograron, por su riqueza, alcanzar un estatus
superior.
A
finales del siglo XVIII, dado el alto porcentaje de hidalgos, que no pagaban
pechos y despreciaban los trabajos manuales, impropios de la nobleza, el rey
ilustrado Carlos III, el 18 de marzo de 1783, publica una Real Cédula sobre la
habilitación para obtener empleos de república, en la que declara que es
honrado y honesto ejercer oficios artesanos, hasta entonces considerados viles.
Por
otra parte, aún existe una serie de
tópicos que pocas veces se correspondía con la realidad, pero muy extendidos
ente la población acerca de la hidalguía y los hidalgos, quizá influida por
la literatura y el teatro satíricos del Siglo de Oro, en donde El Quijote (el
hidalgo por excelencia, pobre pero honrado), de Cervantes, es la obra más
representativa, pero también en otras, que promovieron el estereotipo del
hidalgo pobre en muchos casos, dedicado al ocio pero presumiendo de nobleza,
sin ningún otro beneficio ni interés que el de pavonearse de su hidalguía.
Esto, se demuestra que no fue así, se desmontan los tópicos, y se muestra que
los hidalgos, que en algunos momentos supusieron casi el 8% de la población,
han sido fundamentales y pieza clave en la historia y desarrollo social y
económico de España en los cinco últimos siglos.
A mediados del siglo XIX, con la
desaparición de la Sociedad Estamental, tras las Cortes de Cádiz, y la llamada
Confusión de Estados, la nobleza pierde los privilegios de que gozaba, como estar exentos de pagar impuestos y ser jueces
en sus tierras, lo que vino a marcar, como efecto colateral, el declive de la
pequeña nobleza; se expone el estado actual en que se encuentra la nobleza.
Tras
ello, se estudian una serie de hidalgos, clasificados en nueve categorías: militares;
conquistadores; marinos; descubridores y exploradores; religiosos y teólogos;
cortesanos, políticos y gobernadores; juristas; escritores e historiadores;
científicos, artistas y empresarios (una categoría amplia en la que se incluyen
inventores, arquitectos, médicos, ingenieros, y pintores, entre otros), resaltando
sus logros más importantes, además del contexto en los que estos tuvieron
lugar. Algunos de ellos promocionaron socialmente, escalando puestos y llegando
incluso a obtener títulos nobiliarios, bien por méritos de servicio, o
venalmente, por compra directa, buscando su consolidación social, de ellos y de
sus familias
Calificación del Tribunal: "Sobresaliente Cum Laude" |
Se puede afirmar que, casi con toda
probabilidad, en un alto porcentaje, cualquiera que alcanzase un puesto
destacado, era de origen hidalgo, pues estos eran los que tenían más
posibilidades, disposición, formación e influencias para alcanzarlo.
Se pone de manifiesto que, en un momento histórico pasado, los hidalgos dieron a la nación española momentos de gloria y heroísmo, y demostraron con sus actos y vida, con su valor y su honor, con su trabajo y esfuerzo, ser verdaderos ejemplos para la sociedad del momento, contribuyendo al desarrollo económico y social, así como a la expansión de nuestra cultura por el mundo, manteniendo un gran imperio durante varios siglos.
En la actualidad, la hidalguía sigue existiendo (de hecho, la vía jurisdiccional ha reconocido expresa o implícitamente la existencia y vigencia de la nobleza de sangre en varios casos), aunque no es reconocida oficialmente por la Administración Pública; y la Nobleza Titulada (que si lo es), como tal, es una mera condición honorífica, sin ningún otro privilegio.
Se pone de manifiesto que, en un momento histórico pasado, los hidalgos dieron a la nación española momentos de gloria y heroísmo, y demostraron con sus actos y vida, con su valor y su honor, con su trabajo y esfuerzo, ser verdaderos ejemplos para la sociedad del momento, contribuyendo al desarrollo económico y social, así como a la expansión de nuestra cultura por el mundo, manteniendo un gran imperio durante varios siglos.
En la actualidad, la hidalguía sigue existiendo (de hecho, la vía jurisdiccional ha reconocido expresa o implícitamente la existencia y vigencia de la nobleza de sangre en varios casos), aunque no es reconocida oficialmente por la Administración Pública; y la Nobleza Titulada (que si lo es), como tal, es una mera condición honorífica, sin ningún otro privilegio.
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