Durante sus dos virreinatos llevo a cabo
grandes mejoras para la población; se ocupó de promover infraestructuras y cambios
en la agricultura e impulsó la educación de la población. Fortificó las zonas defensivas
más importantes, reorganizando la milicia y reforzando plazas como la de
Cartagena de Indias.
Manuel
Antonio Flórez (o Flores) Maldonado Martínez de Angulo y Bodquín; nació en
Sevilla, siendo bautizado el 29 de mayo de 1723, hijo de don Antonio Flórez
Villarroel y Maldonado, diputado del Hospital de Santa María la Blanca de
Salamanca, que exigía estatuto de
nobleza para ejercer ese cargo, ciudad de la que era natural, y de doña
María Josefa Martínez de Angulo Bodquín y Moro, que se habían casado en la
Iglesia de Santa Catalina en Pozoblanco (Córdoba). Sus abuelos paternos fueron
don José Flórez Villarroel, diputado del mismo hospital salmantino, y doña
Francisca Maldonado. Manuel Flórez casó con Juana María Pereyra y González de
Peralta, con la que tuvo por hijos a Jose Antonio Flórez Pereyra, primer Conde de Casa Flórez y Luis de
Flórez Pereyra.
Sus armas: En campo de azur, cinco (tres) lises de oro, puestos en aspa.
Bordura con ocho cruces de San Andrés
Se
alistó en la Real Compañía de Guardiamarinas de Cádiz, sentando plaza en
noviembre de 1736 (Expediente Nº 213), cuando contaba tan solo trece años de
edad, y protagonizó una meteórica ascensión que le llevó al cargo de capitán
general de la Armada. En sus primeros años en la armada se distinguió por su
labor contra los piratas en el Mediterráneo y en los mares de América. Ascendió
a alférez de fragata en 1740, a alférez de navío siete años más tarde, a
teniente de fragata en 1749 y a teniente de navío en 1751, a capitán de fragata
en 1753, a capitán de navío en 1760, a jefe de escuadra en 1769. En 1771, se le
otorgó la comandancia general del departamento de El Ferrol y en 1774 asciende
a teniente general.
En 1776 fue nombrado virrey de Nueva
Granada –en reemplazo de Manuel
Guirior–, territorio que comprendía
los actuales estados de Colombia, Panamá, Venezuela y Ecuador, y presidente de
la Audiencia de Santa Fe. Durante los años iniciales de su mandato se preocupó
por la mejora en las comunicaciones entre el interior y la costa: se
construyeron los caminos de Antioquía y Chocó y, por orden del secretario de
despacho de Indias, José de Gálvez, se abrieron al tráfico los puertos de Santa
Marta y Riohacha. Se fundaron además varias instituciones benéficas, como el
Hospicio y la casa-asilo para los desamparados, y se estableció la primera
imprenta pública. Su política económica se caracterizó por el fomento de la
industria y de la agricultura, así como por la aceptación del libre comercio.
La guerra contra Inglaterra, sin
embargo, hizo necesario un aumento de los recursos fiscales. En 1779 Manuel Antonio Flores tuvo que trasladarse
a Cartagena ante el peligro de un ataque de las tropas inglesas. Ese mismo año
Carlos III envió como visitador a Gutiérrez de Piñeres, quien en ausencia de
Flórez revocó muchas de sus decisiones económicas, aumentó el valor de los
artículos estancados y estableció impuestos sobre la sal y el algodón hilado.
Estos hechos fueron una de las causas del estallido
de la insurrección de los comuneros de Nueva Granada (1781-1782), dando lugar a conatos independentistas, que fue
reprimida con dureza por Manuel Antonio Flores. Antes de dimitir de su cargo a mediados de 1782, Carlos III indultó a los comuneros que prometieran someterse, volviéndose con la familia a España vía La Habana .
Al
concluir su mandato, lo sucedió fugazmente el entonces gobernador de Cartagena
de Indias Juan de Torrezal Díaz Pimienta, mariscal de campo de los reales
ejércitos, quien falleció apenas llegado a la capital. El arzobispo de Santa Fé
Antonio Caballero y Góngora asumió inmediatamente en su reemplazo, en virtud de
nombramiento regio contenido en pliegos reservados que reposaban de tiempo
atrás en la Real Audiencia de Santa Fé, para total sorpresa de los oidores que
ignoraban su contenido.
Manuel A. Flórez (Museo Naval) |
Al
volver a España fue nombrado consejero de Estado y el Rey, en agradecimiento,
le otorgó el título de Conde de Casa
Flórez, pero él rechazó tal dignidad en vida, por lo que fue concedida a su
primogénito don José A. Flórez y Pereira; mientras que su benjamín, don Luis,
brigadier de la Real Armada, obtuvo la Encomienda de la Orden de Calatrava, que
su padre ostentaba (vistió el habito en 1772), y solo aceptó la gran cruz de la Real y Distinguida Orden
de Carlos III. También, fue Comendador de Lopera, caballero de la Orden de San Juan, y comandante de la
Orden Mayor de Puente de Órbigo.
Habiendo
quedado vacante por muerte del capitán general de la armada Antonio González de
Arce, el 25 de febrero de 1798, la dirección general de la Real Armada y
queriendo el rey que este empleo se uniera a la secretaria de Estado y del
Despacho Universal de Marina, que venía desempeñando el teniente general de la
armada Juan de Lángara, actual secretario del mismo despacho; y atendiendo el
rey a la antigüedad y méritos del teniente general Manuel de Flórez, así como a
los particulares servicios de De Lángara y sus méritos de guerra, otorgó a
ambos el ascenso a capitanes generales
de la Real Armada el 3 de marzo de 1798. Falleció en Madrid al poco tiempo,
sin poder disfrutar de su nuevo cargo, en marzo de 1799.
Para saber más
Para saber más
Fue autor de varias obras,
sobresaliendo: “Prevenciones para los correos que se dirigen al Río de la Plata
y su regreso a España” y “Relación de los trabajos hechos por los comisarios de
la tercera partida de límites entre España y Portugal en América”, que fueron publicadas en marzo de 1798.
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