viernes, 15 de mayo de 2020

Bernardo Luis de Velasco y Huidobro. Último gobernador-intendente del Paraguay



Una de las figuras centrales de los acontecimientos que produjeron la emancipación política paraguaya en 1811 es el burgalés don Bernardo de Velasco y Huidobro, último gobernador colonial español del Paraguay.

Bernardo Luis de Velasco y Huidobro, perteneciente a una familia noble de prestigio, nació en la localidad castellana de Villadiego, cercana a Burgos, el 20 de agosto de 1742. Fue uno de los trece hijos de don Miguel Gervacio de Velasco Fernández de Humada y doña Josefa Gabriela de Huidobro y Mier. Fue bautizado el 25 de agosto en la Iglesia de San Lorenzo Intramuros, por un pariente de su madre, el sacerdote Don Pedro de Mier y Terán. Unía en sí dos apellidos de vieja raigambre: los Velasco, señores de Villadiego desde 1414, y los Huidobro, que ostentaron importantes cargos en la villa y uno de cuyos hijos más ilustre fue Fray Enrique Flórez de Setién y Huidobro. 


Don Miguel Gervasio era hijo de Don Carlos de Velasco y Doña Francisca Fernández de Humada. Estudio Cánones, obteniendo la Licenciatura. Ejerció provisoriamente como profesor de dicha materia en la Universidad de Valladolid, en 1738. Fue Abogado de los Reales Consejos. Ejerció como miembro del Ayuntamiento en representación de los Hijosdalgos, en 1741 como Regidor y en 1743 como Alcalde. En 1747, ejerció como Procurador General del Estado Noble de la villa. 

Doña Josefa Gabriela pertenecía a una familia importante de Villadiego. Sus padres fueron Don Francisco de Huidobro y Velasco, quien fue Alcalde de Villadiego, y Doña Josefa de Mier y Terán González. Falleció entre 1762 y 1766.


 Palacio de los Velasco (Villadiego / Burgos)


Bernardo, estudioso y de sólida cultura, estudió Matemáticas en Barcelona. De excelente apariencia física, era de temperamento cortés y afable, además de modesto. Se inició en la vida militar muy joven, a los 25 años. Participó en varias campañas guerreras contra los ingleses y los franceses, donde actuó con eficiencia y valentía, lo que le valió ascensos y honores tras destacarse en la batalla del Rosellón: teniente de infantería (1793), llegó a ostentar el grado de brigadier de los reales ejércitos en 1807.
Velasco y Huidobro llegó a la capital virreinal bonaerense el 5 de enero de 1804 y asumió el gobierno de la recién creada provincia de Misiones, prometiendo defender la paz y morir por su defensa, además de fidelidad y lealtad al monarca español. Como primera acción, recorrió los pueblos de las antiguas misiones jesuíticas y remitió un informe al virrey sobre la situación y sus necesidades, especialmente en lo concerniente a defensa militar, dados los afanes expansionistas lusitanos en la región. Para evitar cualquier ataque portugués, propuso aumentar la dotación de las fuerzas militares españolas de la zona, reclutar a criollos y naturales, fundar fortines y adquirir armamentos. Para una mejor defensa de los territorios a su cargo optó por soluciones más bien políticas que militares: levantar los poblados en ruina, incentivar las tareas agrícolas y ganaderas, etc.

Las constantes quejas contra el gobernador del Paraguay, don Lázaro de Rivera –en el poder colonial desde 1796–, que si bien al inicio de su administración realizó diversas medidas en beneficio de la población, después fue cambiando para ejercer un sistema despótico, abusivo y corrupto. Uno de los que cuestionaban su labor fue el demarcador Azara, partidario de que los pueblos de las Misiones y el Paraguay constituyeran una sola gobernación, y en tal sentido aconsejó a la Metrópoli. Propuso para ejercer la gobernación de ambas provincias al eficiente gobernador intendente de las Misiones, Velasco, quien demostró capacidad, idoneidad y honradez y beneficiosos logros.

Carlos IV propuso a Velasco y Huidobro como gobernador del Paraguay y la anexión a esta gobernación del territorio de Misiones. El nombramiento se realizó el 12 de septiembre de 1805 y el 5 de mayo de 1806 se recibió del cargo de Gobernador Intendente en una solemne ceremonia en el Cabildo, en la que Lázaro de Rivera –anterior gobernador– le entregó los atributos del poder. De esta manera, don Bernardo de Velasco y Huidobro, coronel de Infantería de los Reales Ejércitos de su Majestad, se convirtió en gobernador militar y político, e intendente de la Provincia del Paraguay y de los Treinta Pueblos de Misiones de Indios Guaraníes y Tapes del Paraguay y Paraná.

Con la creación del virreinato de Buenos Aires en 1776 y luego de seis años, en 1782, se estableció un nuevo sistema administrativo de las provincias españolas de ultramar, con la creación de las intendencias. Su implementación definitiva llevó más de dos décadas, cuando se hicieron los últimos ajustes en 1803.

El virreinato del Río de la Plata lo constituyeron las intendencias de Buenos Aires, Cochabamba, La Paz, La Plata, Mendoza, Paraguay, Potosí y Tucumán, además de las gobernaciones militares de Chiquitos, Misiones, Mojos y Montevideo.


La designación de Velasco y Huidobro, en 1803, al frente de la Intendencia del Paraguay tuvo como consecuencia directa la ampliación del territorio paraguayo a las Misiones de los antiguos treinta pueblos jesuíticos. Las atribuciones de los intendentes incluían su autoridad en cuestiones de guerra, hacienda, justicia y policía.

En el aspecto militar, Don Bernardo de Velasco y Huidobro creó un cuerpo de veteranos rentados, sustituyendo al sistema gratuito hasta entonces imperante, en que los milicianos debían defender el territorio “a su costa y munición”. Con estas fuerzas, de las cuales era generalísimo, Velasco defendió firmemente el territorio paraguayo frente a conatos de violación, como la realizada por la provincia de Corrientes, en 1806.

Al poco tiempo de asumir en Asunción, Velasco tuvo que partir a Buenos Aires para coadyuvar en la defensa de la capital virreinal ante el ataque e invasión de las fuerzas inglesas que, entre1806 y 1807, llevaron a cabo los ataques a Montevideo y Buenos Aires, como parte de una estrategia para evitar que Napoleón se adelantase a ejecutar un plan de apropiarse de los recursos españoles en América. La intervención de Velasco fue de suma importancia para la victoria sobre los ingleses, por lo que el rey Carlos IV le ascendió a brigadier general de Infantería.

Enterada Inglaterra del estado de indefensión de las posesiones españolas y de que un importante cargamento de tesoro proveniente de Potosí estaba a punto de ser enviado a la metrópoli, en 1806 envió una expedición a Buenos Aires, la invadieron, lograron la rendición de las tropas españolas y se apropiaron del botín, que llevaron a Londres. A esta primera sucedió otra en 1807, que fue resistida por los criollos, mestizos e indígenas (con activa participación paraguaya).

La primera invasión fue en julio de 1806. Velasco fue convocado con urgencia por el virrey Rafael de Sobremonte para el envío de hombres para la defensa de Buenos Aires. Los ingleses desembarcaron al sur de Buenos Aires y con una fuerza de 1.600 hombres, la ocuparon fácilmente. El virrey Sobremonte reunió todo el tesoro de la Hacienda Real y huyó hacia las sierras de Córdoba. La población civil de Buenos Aires resolvió resistir la invasión y, ante la huida del virrey, nombraron en dicho cargo a un francés al servicio de España, el capitán de navío Santiago de Liniers.


Ataque por los ingleses a Buenos Aires
Para la defensa de Buenos Aires, la milicia paraguaya –un Regimiento de Voluntarios de Caballería– partió de Asunción en agosto de 1806. De esta fuerza también participaron hombres que, después tendrían relevante actuación en la gesta de la Independencia: el teniente Fulgencio Yegros, jefe de la Segunda Compañía; capitanes José Fernández Montiel y Cristóbal Insaurralde y los alféreces Fernando de la Mora y Gervacio Acosta, el cadete Antonio Tomás Yegros, entre otros.

Tras del fracaso de la primera invasión, el Gobierno inglés envió otra poderosa flota. Para reforzar la defensa, a pedido del virrey Sobremonte –que había recuperado su cargo, pero no la confianza de sus gobernados, Velasco ordenó el envío de otros 427 hombres, al mando del capitán Manuel Antonio Cohene y Pedro de Herrera.

El 3 de febrero de 1807, tras dos semanas de asedio, los ingleses tomaron Montevideo y Sobremonte huyó nuevamente, pero fue detenido por orden del Cabildo de Buenos Aires. La Real Audiencia tomó el poder virreinal y exigió la presencia de Velasco en la ciudad, y, teniendo en cuenta su veteranía y pericia militar, se le nombró Mayor General de las Tropas de Infantería y Caballería, además de subinspector general de la ciudad de Buenos Aires. Así pues, Velasco se hizo cargo de la defensa de la ciudad, tomando acertadas medidas y enfrentando valientemente a los ingleses. Poco después y como consecuencia del triunfo ante los ingleses, Santiago de Liniers fue repuesto frente al gobierno virreinal.

De regreso a Asunción, Velasco reasumió su gobierno el 9 de junio de 1809.

Mientras se sucedían los hechos mencionados, el otrora poderoso imperio español hacía agua por todos los costados, lo que alentó a las ideas separatistas en el Río de la Plata, como la surgida bajo el pensamiento de que si debía seguirse la suerte de España o resistir en América: las Indias eran dominio personal del rey de España y el rey estaba impedido. Por lo tanto, las Indias podían gobernarse a sí mismas.

Tras el Cabildo Abierto de 1810 en Buenos Aires todavía quedaban varios territorios leales a España, entre ellos el Paraguay. El nuevo gobierno bonaerense decidió invitar a las demás provincias que conformaban el virreinato a incorporarse a la nueva situación y enviar expediciones al Alto Perú (Bolivia) y al Paraguay para derrocar los gobiernos coloniales y sumar estas provincias a Buenos Aires. Ante la situación planteada, el gobernador Velasco reunió un cabildo extraordinario que resolvió el reconocimiento y la jura de fidelidad al Supremo Consejo de Regencia instalado en España; además de recomendar “guardar armonía y amistad” con la Junta de Buenos Aires, instalada el 25 de mayo de ese mismo año.

Derrocamiento de Velasco de Huidobro
En el Paraguay se tomaron medidas preparándose ante cualquier posible ataque. Velasco recorrió las Misiones recolectando armas y municiones y alentó a la población a defender su autonomía ante las pretensiones porteñas. Esta actitud a la vez incentivó y alentó el ánimo de los paraguayos de mantenerse independientes de cualquier régimen e, indirectamente, propició la gesta emancipadora que ocurriría meses más tarde. Derrotó a Belgrano en Paraguarí (1811), pero la sublevación de Somellera y Pedro Juan Cavallero le quitó el poder. Así, el 9 de junio de 1811, Velasco, el último gobernador español, fue separado del cargo, acusado de querer entregar la provincia a los portugueses tras querer asegurar el poder español con tropas portuguesas, y encarcelado por algún tiempo. 

Falleció en Asunción, posiblemente el año 1822.

No hay comentarios :

Publicar un comentario