Uno de los juristas más destacados del momento. Cev(b)allos es el autor de uno de los tratados de ciencia política más influyentes del reinado de Felipe IV, el Arte real para el buen govierno de los reyes y príncipes y de sus vasallos.
Entre los
retratos de El Greco que se conservan en el Museo del Prado destaca el del
Licenciado Jerónimo de Cevallos, sólo superado por el Caballero de la mano en
el pecho.
Jerónimo de Cevallos-El Greco_Museo del Prado |
Jerónimo de Cevallos nació en la villa de Escalona (Toledo) en 1560, siendo bautizado el 4 de octubre de ese año. De familia hidalga, pero de escasos recursos económicos, era hijo de Melchor de Cevallos y nieto de Diego de Cevallos, alguacil de los marqueses de Villena. Su padre obtuvo ejecutoria de hidalguía en la Chancillería de Valladolid en 1572.
Estudió leyes en Valladolid y Salamanca y se licenció en la Universidad de Sigüenza en 1589 (no parece ser cierto que, como escribió Nicolás Antonio y ha sido después repetido por todos, fuera preceptor en el colegio del obispo don Álvaro de Mendoza, en Ávila, ni enseñara en el colegio mayor de San Bartolomé, de la Universidad de Salamanca). Se estableció en Toledo en 1590, donde contrajo matrimonio ese mismo año con María de Herrera, y, durante un tiempo, ejerció como abogado y, en 1596-1597, como escribano de número. En 1605 consiguió ser nombrado regidor del Ayuntamiento en el banco de caballeros.
Al margen de sus actividades como regidor, asistió asiduamente a la academia literaria que se reunía en casa de don Francisco Rojas y Guzmán, conde de Mora y sobrino del cardenal Sandoval y Rojas, y escribió numerosos tratados en castellano y latín. Entre ellos se encuentran, aparte del Tractatus de cognitione, el Communes contra communes (publicado en tres libros diferentes, Speculum practicarum, Speculum opiniorum y Speculum aureum, entre 1600 y 1613), el titulado Ruina de la Monarquía (de 1620 y hoy perdido) y el Arte real para el buen govierno de los Reyes, y Príncipes, y de sus vasallos... dirigido a la Católica Magestad del Rey Don Felipe IIII (1623). En este último, que cimentaría su fama, censuraba el elevado número de religiosos que soportaba la nación y aconsejaba al monarca que huyera de tener validos.
Tras abandonar el cargo de regidor, que cedió a su nieto en 1621, y enviudar en 1623, entró en religión. En 1626 fue nombrado capellán de la capilla de Reyes Nuevos de la catedral toledana, en 1631 entró a formar parte del Consejo de la Gobernación del Arzobispado de Toledo y en agosto de 1639 tomó posesión del cargo de presidente de este consejo. Murió el 22 de julio de 1644.
Fue inmortalizado por El Greco, que debió conocerle bien. De acuerdo a varias fuentes, se sabe que fue amigo y protector de Jorge Manuel, hijo del pintor. En 1625 aparece firmando una petición de Jorge Manuel dirigida al Consejo de la Gobernación del Arzobispado a propósito de la obra de los retablos del Hospital de Afuera, y cuando murió tenía en su poder un «San Francisco del Dominico». También se registró entre sus bienes, sin citar al autor, «un retrato del señor licenciado Cevallos de cuando era casado», que quizá fuese este del Prado.
Fuente texto: Catálogo exposición El retrato español. Del Greco a Picasso.
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